jueves, 12 de diciembre de 2013

Segunda entrevista a HUGO PRATT (segunda parte) Por Germán Cáceres

LA LITERATURA DE FERROCARRIL
(entrevista de 1994)


Nació el 15 de junio de 1927 en una playa vecina a Rímini y cercana a Venecia, donde pasó su infancia y juventud. En 1945 funda el “Grupo de Venecia”, conFaustinelli, Ongaro, Pavoni, Bellavitis y Battaglia, que da nacimiento a L´Asso di Picche, dibujada por Pratt y Oscar Bionda. Se traslada a la Argentina en 1950 con otros historietistas italianos (Faustinelli, Pavoni, Letteri, Ongaro) contratado por Editorial Abril. Es en las revistas MisterixFrontera Hora Cero, y en dupla con el guionista Héctor G. Oesterheld, donde comienza a madurar su estética en historietas como El Sargento Kirk (1953), Ernie Pike (1957), Ticonderoga (1957) y Lobo Conrad (1958). Más tarde es el responsable de texto y dibujo de Ann y Dan (1959), Capitán Cormorant (1962) y Wheeling (1962).

Luego se traslada a Brasil y trabaja para el editor Lipszyc, y después a Londres, donde colabora en el Daily Mirror, el Sunday Pictorial y Fleetway Publications. Regresa a Buenos Aires para dirigir Misterix, y retorna a Italia en 1965.
En 1967 el editor Florenzo Ivaldi lanza la revista Sgt. Kirk, en cuyo primer número aparece Una balata del mare salato, en la que debuta Corto Maltés, que se independiza en 1970 en el semanario francés Pif.
Corto Maltés aporta un personaje deslumbrante y una de las mejores historietas del mundo. Hugo Pratt –con su estilo original y su destreza para las manchas de tinta- ocupa un indiscutible lugar de privilegio en la historia del género.
Sus últimos trabajos son los guiones de El gaucho (de cuya preparación se habla en esta entrevista) y Verano indio -ambas con dibujos de Milo Manara- y Mu, otra nueva aventura de Corto Maltés.

(Falleció el 20/8/1995).


Pratt


G.C.: Mala sangre también es una notable película policial.
H.P.: Pero Carax sufre de un defecto muy común en el cine francés actual: es demasiado intelectualizado. Además, fíjese que en Europa me han puesto una etiqueta de malo: o soy ministro del interior o soy gangster.
G.C.: ¿Influyó el cine en su labor?
H.P.: Ha sido fundamental en mi formación. Fellini, que también dibujaba, dijo que la historieta ha prestado muchas cosas al cine y que lo ayudó como director. Además, sostiene que jamás el cine alcanzó el misterio y la poesía que proporciona la historieta con su imagen fija.


El Corto Maltés

G.C.: Es hermoso lo que dijo Fellini, pero estimo que el cine a su vez contribuyó a la evolución del lenguaje de la historieta.
H.P. Para mí la dinámica de la historieta proviene del cine. Pero aclaremos que son artes diferentes que se influyen mutuamente. Sucede que hay realizadores que quieren trasladar a la pantalla héroes de historietas. Superman es uno de los personajes mejor representador por el cine. Los cazadores del arca perdida, de Steven Spielberg, refleja el mundo particular de la historieta. Lo importante es no traicionar el carácter del personaje. Por ejemplo, no hacer de un refinado como Corto Maltés un tipo que da trompadas de un lado a otro.


Página de Ann y Dan

G.C.: ¿Qué directores prefiere?
H.P.: David Lean, Sydney Lumet, Ridley Scott. Este último plasmó en Los duelistas una versión estupenda de un cuento de Conrad, con una reconstrucción de época prodigiosa. Entiendo que la película es superior al cuento.
G.C.: ¿Y qué directores gravitaron en su obra?
H.P.: Los norteamericanos sin duda fueron decisivos. Ahora si quisiera concebir al realizador ideal, creo que haría una amalgama con Ridley Scott y la magia de René Clair.
G.C.: Dado que habló de respetar el sentido del personaje ¿qué opina de la versión de Batman propuesta por Frank Miller en Dark Knight?  
H.P.: Frank Miller es un poeta con sentido narrativo moderno que al concebir este Batman envejecido ha reinterpretado el personaje.

Fragmento de página de Ernie Pike


G.C.: Usted ha proclamado su admiración por Will Gould, el autor de Red Barry. Pero de los historietistas actuales, ¿quiénes le gustan?
H.P. Ya mencioné a Miller. Entre mis colegas italianos hay un dibujante superlativo, virtuoso del desnudo femenino: Milo Manara.
G.C.: En la historieta de Manara HP y Giuseppe Bergman usted es H.P., el protagonista.
H.P.: Fue un homenaje de Manara, cuya exaltación me obligó a recomendarle un final menos arrebatado. Así, la historieta termina mostrando a HP, que es el símbolo de la aventura, en la cola para obtener la pensión.

Página de El hombre de Somalia

G.C.: ¿Qué opina de Richard Corben?
H.P.: Se trata de un gran artista, pero no me interesa la “fantasía heroica” con supermusculosos como Schwarzenegger, o historietas de la línea Conan el bárbaro.
G.C.: ¿Y dentro de los argentinos?
H.P.: Corresponde plantear una pequeña digresión. En Europa las historietas terminan editándose en libros, se convierten en producto de lujo. En cambio, en la Argentina la historieta está impresa en papel barato, es una literatura que yo llamaría de ferrocarril: se lee durante el viaje hasta y desde el lugar de trabajo.

Ilustración de tapa de Pratt

G.C.: ¿Puede dar nombres de historietistas argentinos?
H.P: Fontanarrosa es un gran dibujante de humor gráfico que realiza asimismo historietas. El citado Walter Ciocca siempre importó. Alberto Breccia ha sido un innovador. Entre guionistas hubo casos formidables como Oesterheld que en tres páginas sabía contar una historia, algo sumamente difícil. Fue un brillante escritor de narrativa popular.
G.C.: ¿Cómo definiría la aventura? Porque para un vasto sector de la cultura es sinónimo de escapismo.
H.P.: Digamos que la evasión ha sido una mala palabra. Todavía existe el miedo de no ser parte de la cultura oficial. Tanto en la Argentina como en Europa, si uno no ha leído a Galbraith o a Marcuse, no está bien visto. Para esa cultura Alex Raymond, Lyman Young y Will Gould son artistas menores: es obligación pertenecer a la intelligentzia. ¿No se han dado cuenta de que la inteligencia puede estar del otro lado? En definitiva, la cultura oficial no puede aceptar la aventura o el aventurero porque ambos rompen sus esquemas rígidos.
G.C.: ¿De dónde surge el aventurero?
H.P.: Lo implantó el imperialismo inglés y después el capitalismo norteamericano para justificar las excursiones fuera de sus fronteras. Pero en nuestros días ha variado de signo y representa la ruptura con la monotonía cotidiana.

Fragmento de página de la serie Wheeling

G.C.: Walter Benjamin propone una división entre novelas y narraciones. Aquellas propician la lectura solitaria, de allí la necesidad de un estilo pulcro. Por el contrario, las narraciones de aventuras pueden ser escuchadas alrededor de un narrador, por eso el estilo no es fundamental y las historias continúan indefinidamente. ¿Qué le parece esta tesis?
H.P.: Ya no es posible escribir como Leopoldo Lugones; ese estilo es ajeno al lector contemporáneo. Este tipo de obras no cuenta con suficiente público como para justificar una edición comercial. Si se escribe un libro de acuerdo a las preceptivas de las academias de la lengua, sólo es posible publicarlo como texto obligatoria vía decreto del ministro de educación. Hoy la juventud maneja otros códigos y no admite el lenguaje academicista; desea un mensaje más simple y directo.
G.C.: Una última pregunta: ¿la televisión y el video podrán sepultar el gusto por la historieta?
H.P.: De ninguna manera, como tampoco podrán borrar el placer de la literatura. Hay mucha gente que necesita leer porque es otra manera de sentir y de imaginar. Existe un público que requiere conectarse con la intimidad de la historieta, la que le da más libertad que el producto acabado del video. No creo que la televisión y el video sean la muerte de la historieta. Por el contrario, le darán la posibilidad de aportar guiones e imágenes dibujadas para esos medios.


Entrevista de 1994.

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