domingo, 26 de junio de 2016

Falleció el dibujante HÉCTOR REINNA

Las fotos fueron tomadas durante el festival Dibujantes, en Rosario, 2009.

El jueves 23 de este mes falleció el dibujante Héctor Reinna, quien participaba desde el año 2009 de los sitios y los libros de La Duendes – Historieta Patagónica.

En los años 50 había trabajado en la revista semanal PATORUZITO (que fue la primera en publicar exclusivamente material nacional). Allí fue ayudante de uno de los grandes autores de la época, Joao Motini. También fue uno de los dibujantes de DON NICOLA, personaje que gozó de enorme popularidad.
Entre nosotros estuvo uno de los protagonistas de la Edad de Oro de la historieta argentina.

Gracias por los momentos compartidos, se lo va a extrañar.

Nuestro pésame a sus familiares y allegados.

En este blog se puede leer una entrevista de 2009 a Reinna: 



Muestras de sus trabajos más recientes:








miércoles, 22 de junio de 2016

Entrevista al dibujante Mario Morhain y la realización del Eternauta III

Durante años se especuló acerca de quiénes fueron los “verdaderos” autores de la tercera parte del Eternauta. En la siguiente entrevista, el dibujante Mario Morhain cuenta el trasfondo de cómo nació, cómo se realizó, los motivos por los que se mantuvo en silencio la autoría y quienes hicieron esa tercera parte.


Mario Morhain


¿Cuándo y cómo surgió la idea y la posibilidad de dibujar la historia de la tercera parte del Eternauta? ¿Fue Scutti o un editor italiano, el de la idea?

El Eternauta nunca se había vendido al exterior pues su relato, emparentado totalmente con la nación Argentina era difícil de instalar. Sin embargo, Alfredo Scutti, dueño de
La Editorial Record, le vende a Alvaro Zerboni la primera parte y ésta cae de maravillas entre el pueblo lector de comics en Italia y, claro, éste editor le solicita a Alfredo Scutti una segunda parte para seguir con el negocio y allí va la segunda versión del personaje. Pero no termina allí la fiebre de “Eternautismo” y requieren una tercera parte y allí empieza el problema. Desaparecido Héctor Oesterhed comienza la controversia para saber quién escribiría esa versión. Jorge Morhain hace algún “piloto”, pero el peso de Zerboni hace que se le entregue a Alberto Ongaro, reconocido escritor de aventuras italiano, la responsabilidad. Aparece así la tercera parte.
Pero hay otro inconveniente, el dibujante original, Francisco Solano López, ya subido de años, está trabajando mucho para Europa y cree que no tendrá tiempo para cumplir con las exigencias del trabajo. Alfredo le ofrece un trato: le pondrá un ilustrador de lápiz, Osvaldo Viola “Oswald” y tratará de conseguir alguien que complete la tinta a partir de las “cabecitas” que Solano pasará en la historieta.
Yo trabajaba con Scutti desde hacía bastante tiempo y me encargaba, no por saber, sino por necesidad y caradurismo, de “limpiar” y poner en posibilidades de impresión a cantidades de trabajos de dibujantes que, como en el caso de Jorge Moliterni, ya fallecido, la esposa le vendiera a la Editorial Récord y que sólo estaban disponibles en las páginas impresas en papel casi “prensa” de los momentos en que se publicaron, sin conseguirse originales. Entonces se hacían “fotolitos” de gran tamaño de las páginas y yo retocaba y completaba todas las líneas cortadas o desaparecidas en lo peludo de las hojas impresas. Así resucitábamos obras maestras con total impunidad y falta de respeto. Lo mismo se hizo con trabajos de Pascual Guida y otros que ya ni me acuerdo, además de “armar para las páginas de Skorpio de producciones extranjeras tales como Al Capp y su “Lil Abner” o “Viaje a las estrellas”, procurando no mutilar demasiado y que entrara en el formato.
Esto creo que lo inspiró a Alfredo a ofrecerme completar cuerpos y fondos al nuevo estilo de Solano López que había pasado del pincen y la pluma a la Rotring.

Tapa de libro que compila la historia.


Mas allá de que era un trabajo, supongo que debe haber sido un compromiso bastante grande dibujar a este personaje en particular, con el peso que tiene en la historia de la historieta argentina ¿es así, cómo lo tomó?
Por supuesto que me asusté, pero también me gustó y lo primero fue ir hasta las “Barrancas de Belgrano” donde vivía Solano y participar del pasado a tinta de varias páginas de historieta para Europa en el estilo que utilizaría para El Eternauta, una especie de estilo Moebius.
Llegó algo de guión y Oswald le echó mano y presento las primeras páginas que Solano paso a tinta, pero sólo las cabecitas de los personajes principales y entregó a Scutti. Alfredo me mostró las páginas y me rogó que “no se las fuera a arruinar”, que él salía de vacaciones y que cuando regresara quería verlas terminadas. Las pasé de acuerdo a mi leal saber y entender y, cuando Alfredo las vio….le gustaron.
Entonces dijo que había que hacer doce catorce páginas por semana, o que era mucho hacer, pero que eran las exigencias de Italia.
Empezamos.

El Eternauta III, página publicada en Skorpio 76, de 1981.

Leí que el lápiz lo hizo Oswal y usted la tinta ¿fue asi?
Sí. Osvaldo era un magnífico y plástico dibujante de movimientos y, aunque no se adaptaba mucho a los cuadros de Solano en la parte uno y dos, era rápido y bastante cumplidor.


¿Cómo trabajaban con el guionista, charlaban la historia o él se la enviaba y usted o ustedes la dibujaban?
Ninguno podía tener contactos con el guionista pues Alberto Ongaro vivía en Italia y desde allí enviaba lo que había pensado para este nuevo episodio. Yo jamás lo vi y creo que, aunque vivió algún tiempo en Buenos Aires allá por los 50’s, no volvió nuevamente al país.


El Eternauta III, página publicada en Skorpio 77, de 1981.


¿Cuánto tiempo les llevó hacerlo?
Entre saltos y disparadas por atrasos de guion o dibujante de lápiz creo que fue algo así como un año. Ya no me acuerdo bien.


¿Se publicó antes en Italia o de forma simultánea en Argentina?
La publicación fue simultánea en Skorpio aquí y en una nueva revista que sacaron allá “L’Eternauta” con bastante material argentino y algo de Europa. Allá se coloreó y se prologó con la historia de Oesterheld y la situación nacional argentina.

El Eternauta III, página publicada en Skorpio 81, de 1982.


Durante mucho tiempo no se supo quiénes eran los autores, aunque se especulaba quiénes podrían haber sido. ¿Por qué se lo mantenía en silencio, era por algún motivo en particular?
No cabía dudas que el “famoso” era Francisco Solano López, luego de haber introducido en el país europeo El Eternauta 1 y 2 y no se quería desilusionar a la clientela, así que nos pidieron que guardáramos el anonimato y, ya se sabe, el hambre manda más que el arte o la pasión. Sin embargo, en el último cuadro en el cartel debajo del de la librería me atreví a poner nuestros nombres y lo hice, también en algún tomo de los libros de aquella librería, de bronca, nomás.

El Eternauta III, página publicada en Skorpio 86, de 1982.


¿Qué repercusión siente o supo que tuvo la tercera parte?
Yo creo que las buenas son las primeras partes. Cuando el éxito se prolonga sin estar en el tintero antes, generalmente se desvirtúa la bondad de la historia. Sin embargo muchos estaban ávidos de otra parte del Eternauta para saber cómo seguía su historia en los “continuums” y …bueno, hay negoscio para todos.


Si mal no recuerdo, Solano López comentó que él dibujó caras de los personajes en distintas vistas, con la finalidad de que las utilicen en esta nueva versión, ya que él no podía o quería dibujarla, y que luego se cortaban y pegaban. ¿Es así, se las utilizó?
Lo que sucedió fue que Solano López, acosado por sus muchos trabajos para “afuera” del país y quizás un poco aburrido por las muchísimas hojas de Juan Salvo, decidió no seguir adelante después de unas 30 o 40 páginas de las 300 más o menos que duró el tratado. Allí Scutti casi se infartó y me llamó para decirme cómo íbamos a hacer para seguir. Le dije que le haría, ese fin de semana unas muestras de las caras de Salvo y que él decidiera. (Yo vivo a 47 km del centro de la ciudad de Bs. As.)
Así que me puse a practicar, le hice una página grande con unas treinta cabezas en distintas posiciones y Scutti volvió a respirar. No era lo mismo, pero quizás salvaría la cosa. Y parece que la salvó, porque nunca vino una página de vuelta o una queja y la verdad sea dicha que muchas veces la cara se iba un poco más que nada por los apurones en entregar. Nunca se cortaron cabecitas ni se pegaron. Salieron mal pero originales.

El Eternauta III, página publicada en Skorpio 95, de 1983.


¿Recibió comentarios de Solano López acerca de este trabajo?
Al principio él vio las primeras páginas y le gustaron a las que aplicó algunos consejos de su nuevo estilo, pero le gustaron. Después yo no volví a verlo porque los apuros eran demasiados para andar paseando.


Vista esta tercera parte en el tiempo ¿cómo la ve? ¿Le haría cambios, la dejaría tal cual está?
Hay mucho que arreglar. 33 años después y habiendo aprendido algo más sobre dibujo ya que yo me considero un dibujante medio, seguramente habría mucho para retocar. Asi y todo el tema era un poco raro y retorcido que no se condice con la primera y buenísima parte.

El último cuadrito de la tercera versión, donde los dibujantes "colaron" sus firmas.


Desde los años 90 a esta parte, se hicieron más versiones del Eternauta, ¿las conoce? Si es así, qué le parecieron?

Sí, desde luego. Las he comprado a todas y las he leído con cariño y con expectativas. Algunas versiones no está tan mal, pero insisto: no son “El Eternauta” que más me gusta. Hay buenos y regulares ilustraciones. Solano incurre en otras técnicas que me parecen novedosas y no quiero ser irrespetuoso sobre la obra de arte de otras personas. Dicen que los cuadros se aprecias con el corazón y que no hay dos opiniones iguales. El éxito es de lo que cada uno considere que “vio” en la obra, y yo, seguramente, con reflejos de viejo, tengo la mía que no tiene porqué ser la de los demás. Respeto y aprecio los laburos ajenos.

El Eternauta III, página publicada en Skorpio 76, de 1981.



Fotos tomadas en las oficinas de Editorial Record, en la época en que se publicó 
El Eternauta III
Todas pertenecen a Mario Morhain






viernes, 10 de junio de 2016

BERTA Y PULKE –Hablar por hablar– de Claw. Por Germán Cáceres

(Colección El mordiscón, Buenos Aires, 2016, 68 páginas)



Pulke puede ser un pato o un pollo y Berta es algo así como una planta en su maceta. Entre ellos tal vez late un romance, pero, por supuesto, de imposible concreción.
Aquí, el humor gráfico asume la absoluta simplicidad tanto en el aspecto gráfico como en sus ocurrencias y diálogos. La serie solo cuenta con los dos protagonistas, ambos representados con mínimos trazos, pero de excelente calidad gráfica. Esporádicamente emergen hongos, caracoles, hormigas, el gusano Kishke, el jardinero Butz y el mismo Claw, que según Berta parece dibujado.


Se tiene la impresión de que ambos podrían hablar sin parar, aunque sin duda diciendo disparates. La inocencia y el nonsense se desprenden de conversaciones que giran  hacia el absurdo (“¡Las plantas no hablan!”, afirma Berta). O Pulke le comenta: “Es maravilloso que te alimentes con la fotosíntesis”, y ella le responde “Sí…y cuando la naturaleza no mira, me clavo unas porciones de pizza”. O “Si no tenés boca, ¿cómo hablás, Berta?”/ “¡Y qué! No hay gente que habla hasta por los codos”. El humor es actual (se alude a mails, a twitter, a internet, a whatsapp) y bien argentino (“Traeme un mate”/ “¿Con una factura?”/ “No, prefiero sin IVA”).


En estos chistes habita un clima lunático, de manera que emana una sensación onírica y surreal. Como señala Judith Gociol en el sagaz prólogo, su comicidad “se remonta a los juegos de palabras”. También se destaca la aguda y simpática contratapa de José Sepi: “El verdadero amor de este hombre (además de su querida esposa Sandra y sus dos hijas) es el humor”.


Berta y Pulke –Hablar por hablar remite al espíritu de la bella historieta antigua, como por ejemplo Polly and her Pals (1912), de Cliff Sterrett, Little Nemo in Slumberland, (1905), de Winsor McKay, y, en nuestro país, Aventuras de un matrimonio sin bautizar (1916), de Oscar Soldati.



Claw (Claudio Szmulweicz, Argentina) es artesano (tiene un taller de marcos para cuadros), artista plástico y humorista gráfico. Publica en Catrasca, revista del Hospital Italiano, y en Panza verde. Sus dos libros anteriores son Muy de acá y Otro. Se pueden seguir sus trabajos en Facebook:  Claw humor gráfico.



Germán Cáceres