jueves, 28 de marzo de 2013

Manuel García Ferré (1929-2013)

Foto de García Ferré de 2009, publicada en la revista El Federal

Murió el creador de personajes emblemáticos de la historieta y la animación infantil, que fueron la delicia de varias generaciones de argentinos: Anteojito, Hijitus, Petete, Larguirucho, La bruja Cachavacha, Neurus, Calculín, Trapito, entre otros entrañables personajes.
A través de “Producciones García Ferré”, canalizó la editorial que tuvo como revista emblemática a “Anteojito”, enfocada a los escolares, o la producción de dibujos animados, como el clásico dibujo animado “Las aventuras de Hijitus”, que se emitieron a diario por Canal 13, con notable éxito entre 1967 y 1974 y reeditados en la década del 90. Precursores en muchos sentidos, esos dibujos animados incluían a personalidades reales de gran reconocimiento en la época. De sus creaciones también se realizaron cinco largometrajes.
Anteojito, la revista, se publicó entre 1964 y 2002, y dejó de editarse porque le resultó imposible hacer frente a la tremenda crisis económica de esos años.  
Su legado queda en varias generaciones de argentinos que crecieron disfrutando de sus creaciones.  

Tapas de 1981 y 1994



Revista Larguirucho, 1972.

Reediciòn a color, de 2011.

martes, 26 de marzo de 2013

RAÚL ROUX, por Germán Cáceres


Raúl Alejandro Roux, de padres argentinos, nació en Montevideo, Uruguay, en 1902, y falleció en 1960. El consagrado pintor Guillermo Roux (Buenos Aires, 1929) es hijo suyo.
Se podría considerar que en él hay dos historietistas distintos: uno de raigambre humorística y otro –su costado más conocido- adherido al realismo estilo ilustración (con las variantes gauchesca y de ciencia ficción).


Colaboró en Caras y Caretas, Columba, La Razón, Aconcagua, Patoruzú, Patoruzito, Fantasio, Billiken, Selecciones Escolares, Para Ti, El Gráfico, Mundo Argentino, El Huinca y Fabián Leyes.



Lanza Seca, en revista El Huinca 49, 1972.

Dentro del humorismo se destacó una saga sin título protagonizada por El Mirón, cuyos ojos se agrandaban al contemplar obsesivamente las piernas de las mujeres hasta que terminaban por explotar junto con él.  Su dibujo expresivo transmitía simpatía y apelaba a la síntesis con simples líneas, casi esquemáticas, sin fondos y siguiendo una estética que bordeaba el surrealismo. Salió el 23.5.1926 en Páginas de Columba, donde en 1928 publicaba Otto y Erich, dos alemanes que residían en la Argentina y que intercambiaban cuentos tontos y sin sentido. En una tira Otto dijo “Una vez...una avestruz. Derminó il cointo...”, y Siulnas preguntó a los lectores de su libro Aquellos personajes de historieta: “¿Ustedes le encuentran alguna gracia a ese cuento?”

Santos Leiva, en revista  Selecciones escolares 21, 1960.

Rulito, el gato atorrante, que continuamente buscaba comida porque estaba hambriento, apareció el 17.4.1929 en El Tony, y fue encarado por varios artistas, entre ellos Roux., que también formó parte de los que dibujaron El pecoso y su pandilla, que comenzó a aparecer en la misma revista en 1930.
Las cosas de Don Sandalio, con el característico matrimonio de mujer dominante que somete al marido, se editó en la revista Aconcagua desde 1931.

Vidas Humildes, en revista Fabián Leyes 59.

Realizó adaptaciones de obras clásicas como Hansel y Gretel (1928), que según la página web Taringa “es considerada la primera historieta seria (es decir, no-humorística) de la Argentina, aunque hay antecedentes de relatos gráficos no- humorísticos en las revistas infantiles, basados en biografías de próceres y pasajes de la historia del país”. En 1929 adaptó Robinson Crusoe, La isla del Tesoro, Simbad el marino, y en 1930 Bufalo Bill.

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Publicada en revista El Huinca 81
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En la revista Selecciones Escolares, de la editorial Codex, dibujó en 1959 la historieta Santos Leiva.  Para El Gráfico realizó la serie Hombres que han conquistado fama y, para Mundo Argentino, Cuentos del fogón
Más allá: la aventura del siglo debutó en el diario La Razón el 24.10.1938. La guionó con textos inferiores, un rasgo que predominó en toda su obra, en la que apenas aparecían globos de diálogo. Era de ciencia ficción y su dibujo se inspiraba en los lineamientos de la escuela norteamericana: Milton Caniff, Frank Robbins, Dick Calkins y, sobre todo, Alex Raymond. En ciertos pasajes Roux utilizaba grises mediante la técnica de la aguada que, de acuerdo a Sanyú, “devienen hacia una grafía manierista”. Las historias eran muy imaginativas y audaces: el trío protagónico (el científico Jon Foster, su hija Nina y su novio –luego esposo-, el ingeniero Carlos Nevers) viajaban en cohete por el espacio exterior, más allá del sistema solar. El historietista aportaba información sobre ciencia y, según Judith Gociol y Diego Rosemberg, “Lector de la obra de Flammarion, el dibujante Raúl Roux recreó algunas de las teorías del científico francés”. En la saga prevaleció un tema clásico de la narrativa de anticipación: la invasión extraterrestre.

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Publicada en revista El Huinca 82


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Pero el ámbito en que se destacó más Raúl Roux y que lo consagró como artista fue el género gauchesco, con sus implicancias dentro de la conquista del desierto. Juan Carlos Ghiano comentó que “El término (gauchesco) aparece oscilante en sus significaciones, surgidas de las diferencias de los juicios formulados acerca de los paisanos: por ello su intención es siempre circunstancial (...) las calificaciones de ´gauderios´, o ´gauchos´, son sinónimas de: vagabundo, haragán, ladrón y cuatrero (...) Más adelante, ´gaucho´ se hizo adjetivo, calificando una encarnación simbólica de las tradiciones nacionales con sentido elogioso”.
Fierro a fierro salió en Patoruzito y relató anécdotas de gauchos heroicos, muchos de ellos perseguidos injustamente. Otro ejemplo se ve en la crónica Los desafíos de San Rafael, en la que Roux desarrolló en una página de cuatro viñetas un episodio histórico ocurrido en el fuerte que dio nacimiento a la localidad homónima, en Mendoza. En su producción aparece un matiz didáctico que lo llevó a referir nuestra historia en La guerra al malón y en Cuentos del fogón.
Laza Seca fue su creación más célebre, en la cual intervienen todos los personajes del desierto (indios, gauchos, milicos), y cuya documentación –fruto de un trabajo de investigación superlativo- resulta impresionante. Fue publicada en Patoruzito desde 1946 y, afín a las ideas predominantes en esa época, otorgaba mayor presencia a los militares.

Viñeta de Cuentos de Fogón.

El sólido y rústico grafismo de Roux  confería un carácter vigoroso y expresivo a las imágenes, que solían culminar con rayas que remarcaban el carácter memorable de la gesta. Se destacaba en el sombreado, y en no pocos cuadritos prevalecía la oscuridad, para lo cual recurría a un plumeado virtuoso más que al pincel. Algunas veces representaba el cielo totalmente de blanco, sobre todo en el registro de cabalgatas y de batallas entre indios y militares. Otras, lo describía a través de innumerables trazos que formaban una red.
Su calidad artística lo pone a la altura de grandes como Enrique Rapela, Carlos Casalla, Walter Ciocca, Carlos Roume, Juan Arancio y Carlos Alberto Magallanes. Colocarlo en esa lista de notables es el mayor homenaje que puede hacerse a Raúl Roux.


Germán Cáceres


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Bibliografía

-Gociol, Judith, y Rosemberg, Diego, La historieta argentina/Una historia. Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 2000.
-Ghiano, Juan Carlos, “Gauchesca”, en Diccionario de la Literatura Universal. Muchnik Editores, Buenos Aires, 1966.
-http://luisalberto941.wordpress.com: “Top-comics/ En el Día del Maestro: Dibujantes de historietas que nos ayudaron a hacer los deberes”.
-http://www.etcetera.com.mx: “100 años de historieta en Argentina”-
-http://www.museo del dibujo.com.: “Biografía: Raúl Alejandro Roux”.
-http://www.oni.escuelas.edu.ar: “Raúl Roux”.
-http;//www.taringa.net: “Historia de la Historieta Argentina (1ra. parte)”.
-http://www.todohistorietas.com.ar: “La historia del comic en la Argentina/ Segunda parte”.
-Sanguiliano, Héctor Sanyú, 100 años de historieta en el mundo/ La historieta en la historia argentina. Aiglé Ediciones, Buenos Aires, 1997.
-Siulnas, Aquellos personajes de historieta (1912-1959). Puntosur Editores, Buenos Aires, 1986.
-Trillo, Carlos y Saccomanno, Guillermo, Historia de la historieta argentina. Ediciones Record, Buenos Aires, 1980.

martes, 19 de marzo de 2013

Los libros más recientes de LA DUENDES en el periodismo

Notas y reseñas sobre los libros más recientes de LA DUENDES, en medios nacionales y extranjeros. Cliquera sobre los links para leer cada nota o reseña.


Libro "SOL DE NOCHE", de Patricia Breccia y Guillermo Saccomanno






Libro "EVOCANDO VIÑETAS", de Germán Cáceres



Reseña aparecida en suplemento de noticias que se publica en numerosos diarios del interior de Argentina.

Libro "BAIROLETTO, EL BANDIDO RURAL Y OTRAS HISTORIAS", de Juan Dalfiume



La Bitácora de Maneco


LA DUENDES como editora

Entrevista al periodista Andrés Valenzuela en Fábrica de la Cultura y cita a La Duendes como una de las principales editoras del país. 

- ¿Cuáles son las editoriales que se muestran más interesadas en la historieta?

- Sobre las editoriales: debe haber unas 30 que publican historieta en la Argentina. Muchas publican exclusivamente historieta. Otras no. Si estás pensando en “editoriales importantes más interesadas en la historieta”… bueno, De la Flor es un clásico.
Random House Mondadori tiene su nichito.V&R está incursionando, lo mismo que Riderchail, Gránica saca cada tanto algo, Colihue tuvo su colección, Pictus hace un buen laburo… en fin, hay de todo. Entre las que publican sólo historieta yo destacaría a LocoRabia, Llanto de Mudo, Historietas Argentinas, La Duendes y Editorial Común (la de Liniers). Y agregaría a OvniPress, que saca mucho material norteamericano y tienen un proyecto muy serio y bien plantado.



jueves, 14 de marzo de 2013

Los 70, la edad dorada de editorial Columba (segunda parte)


Los años 70 fueron la edad dorada de Editorial Columba (El Tony, Fantasía, D`Artagnan, Intérvalo). Son varios los autores –hoy entre los maestros de nuestra historieta- que coinciden con esa visión, tales como Gerardo Canelo, Carlos Casalla o Juan Dalfiume.
Esa visión se sustenta al constatar en el material publicado en aquellas publicaciones una combinación de creatividad, calidad, originalidad y cantidad. También fue el periodo en que se crearon series y personajes, que pasarían a formar parte del patrimonio de las grandes obras de la historieta argentina.  La linea editorial de Columba, de corte netamente popular, se basaba en personajes y en géneros que se destacaban como los de mayor aceptación de la época.
El staff de colaboradores de la editorial durante la década del 70 era enorme, promediando el centenar. Lo integraban los más destacados autores del momento, como así también noveles que en las décadas siguientes alcanzarían el rol de “maestros”.


Ilustraciones de tapa realizadas por los hermanos Villagrán, sobre adaptaciones de películas.






Cualquier lector con cierto conocimiento de la historieta argentina, sabe que el guionista Robin Wood fue el creador de gran parte de los personajes y series más exitosas de Columba. Desde un sector de la propia historieta se le criticaba su forma de escritura y aspectos ideológicos, pero siempre resultó destacable su capacidad para llegar al lector, lo que lo transformó en el guionista estrella de la editorial y ser reconocido a nivel internacional.
Entre las series creadas en los 70 por Wood que han trascendido el tiempo se cuentan “Nippur de Lagash” (dibujado alternativamente por Lucho Olivera, Sergio Mulko, Zaffino, Leopardi, Villagrán, etc), la serie cómica del simpático espía “Pepe Sánchez” (con dibujos de Vogt), o "Gilgamesh", creado por Lucho Olivera en guión y dibujo y continuado con guiones de Wood, por solo citar tres. Mucho y bien se ha escrito ya sobre estas series.

Páginas del western Jackaroe, con guión de Wood y dibujos de Dalfiume

Guionado por Wood, el western Jackaroe, que a simple vista parece inspirado en el subgénero “spaghetti western” creado en el cine por los italianos, en un principio resultó un estereotipo del género. El original estilo de dibujo de Dalfiume, cada vez más suelto y expresivo en la medida que avanzaban los episodios de la serie, desde la gráfica le confirió al personaje una personalidad muy atrapante. Lo destacó de otros personajes del western. Del típico personaje del western, Jackaroe alcanzó un nivel de ícono del género y he allí una de las principales fortalezas de la serie.

Página de Crónicas de un porteño viejo, con guión de Alvarez Cao y dibujos de Casalla, en D`Artagnan 353, 1975.

Pero la notable trascendencia de Wood, opacó la figura de otros grandes guionistas de la editorial. Tal es el caso de Julio Alvarez Cao, autor muy elogiado por los dibujantes que trabajaron con él, tanto por la calidad de sus guiones como la de su escritura. Una de las series por él escritas que merece destacarse es “Crónicas de un porteño viejo”, dibujada alternativamente por Merel y Carlos Casalla, destacándose los episodios dibujados por el último. Allí se narra el submundo porteño, con historias que giran en torno a personajes marginales que tratan de sobrevivir a durísimas condiciones de vida, o a trascenderlas aunque tengan que violar la ley. La originalidad radica en que las historias no son una excusa para que haya “muertos a tiros”, como estaba estereotipado en gran parte de las historietas policiales. Sus vidas los llevan a desenvolverse en ambientes de violencia. Hablan de tragedias humanas. Las tramas, a su vez, están enriquecidas con citas a temas de tango. 
En los años 80 ahondaría y refinaría esta línea temática, formando dupla con Gerardo Canelo. En conjunto concretarían “Carbajo Ganzúa & Cía”, una serie que los muestra en la cúspide de la madurez artística de ambos autores, concretando una obra que se cuenta entre las claves de la historieta argentina.

Página de episodio de El Cabo Savino, con guión de Alvarez Cao y dibujos de Casalla, en  Fantasía 240, 1974.

Otra serie que Alvarez Cao guionó y trascendió su tiempo para transformarse en uno de los grandes clásicos de la historieta argentina es El Cabo Savino, creado por Carlos Casalla. De la etapa de los años 70, existe un periodo donde situó al personaje en la actual provincia de Neuquén. Allí Savino convive con los mapuches vencidos tras la llamada Conquista del Desierto. Los relatos aparentan ser de aventuras convencionales, pero el trasfondo muestra la cruda realidad de miseria y sufrimiento que debieron afrontar los pueblos originarios vencidos y desterrados tras la campaña militar. Son relatos conmovedores, de una gran sensibilidad, escritos en 1974, cuando lo común en las historietas era que el indígena fuera caracterizado como “el malo”. Una característica de El Cabo Savino fue justamente esa, que pese a ser un soldado y formar parte de los vencedores, tomaba partido por los más débiles.
Cao también participó del gauchesco Pehuen Curá, ambientado en los tiempos de Rosas. Sus textos dibujados por Juan Arancio desbordan de originalidad y calidad artística. En conjunto concretaron episodios memorables. La gráfica de Arancio es la de un virtuoso del dibujo.

Página de Pehuen Curá, con guión de Alvarez Cao y dibujos de Arancio, en  D`Artagnan, 1972.

Cuando guionistas y dibujantes coinciden en su plenitud artística, concretan grandes obras aún cuando aborden personajes ajenos. Por ejemplo, en los 70 el personaje Martín Toro era uno entre tantos del gauchesco, sin grandes elementos que lo destacaran dentro de su género. En cambio, en los 80 sobresalió cuando quedó bajo la creación del guionista Jorge Morhain y el dibujante Carlos Magallanes. Juntos, le imprimieron un nivel de excelencia, convirtiéndolo en unos de los principales atractivos de El Tony. De allí, que un personaje puede presentar diversas etapas dependiendo de quiénes lo realizan. Carlos Magallanes es uno de los grandes olvidados de la historieta, pese a que la calidad de su dibujo lo sitúa en la historia como uno de los más destacados dibujantes nacionales.

Página de unitario dibujado por Horvath, en D`Artagnan, 1972.

Las historietas dibujadas por Horvart, que pese a lo que se podría considerar como común y convencional –por muy vistas- de los relatos de la segunda guerra mundial que dibujaba, resultan de los “platos fuertes” de los números donde se publicaban. En general se encuadran en la visión iniciada por Oesterheld –de quien dibujó numerosos guiones-, de utilizar historias de aventuras convencionales, para contar historias de profundo sentido humanístico. Las historietas donde Horvart era el dibujante, resultan atrapantes, aunque cambiaran los guionistas. Lo importante, como señalara Oesterheld, era que la trama resulte creíble y si a ello se le sumaba un dibujo personal y vistoso, la obra ganaba en todo sentido.
Las tapas resultaban otra característica sobresaliente. Realizadas mayormente en los 70 por los hermanos Villagrán y en menor medida por A. de la María, Lucho Olivera o Dalfiume, se caracterizaban por una altísima calidad gráfica y pictórica, excelentes diseños e imágenes atractivas. Cumplían su función, atraer al lector.

Ilustraciones de tapa realizadas por Dalfiume

La historia de editorial Columba se tiende a lo largo de siete décadas, en las que transitó diversas y variadas etapas. Una trayectoria tan extensa y rica, por el tiempo de permanencia en el mercado de revistas, por las numerosas publicaciones y formatos de cada una, los personajes, los autores, los enfoques que fueron variando a lo largo del tiempo, el conocimiento que tenían sobre el gusto de sus lectores, la enorme inserción que lograba entre lectores ajenos a la historieta, etc., etc., ha sido abordada de forma bastante colateral y se ha impuesto una imagen estereotipada que se podría sintetizar como: el modo de producción industrial iba en detrimento de la calidad del material que publicaban y que los contenidos respondían a formas de narración superadas. Ello puede ser cierto en forma parcial, para determinado material y en determinados períodos de tiempo, pero de ningún modo es aplicable a la totalidad de los contenidos.
Escribir sobre editorial Columba para criticarla, se originó en una estrategia comercial, que en su momento sirvió para poder competirle a Columba. Como era imposible alcanzar o superarla en ventas, se buscaba captar lectores apelando a un discurso que buscaba convencer lectores y con ellos forman un nicho: “lean lo esto, no aquello que no es de caidad”. De tanta repetición, se ha impuesto, pero que también de a poco se va erosionando.
Aún en los períodos en que publicaban mayor volumen de material extranjero, o de series donde el deterioro de la calidad tanto argumental como gráfica eran evidentes, siempre estuvieron presentes obras sobresalientes.
Despojándose de los estereotipos que se han impuesto desde los años 80 en adelante aún queda mucho por analizar acerca de la editorial, sus contenidos y autores.

Páginas dibujadas por Enio, Horacio Altuna (guión de Oesterheld) y Carlos Vogt


Anexo
Cifras, autores y series por revistas en los 70
Tanto los títulos Dártagnan, como El Tony, Fantasía e Intérvalo presentaban un promedio de páginas que iba de las 114 a 162, según el número. También, con pequeñas variantes, sus contenidos se basaban en una serie limitada de géneros, los de mayor apogeo durante la década del 70, como policial (entre dos y cuatro historietas por número), bélicas (mayormente de la Segunda Guerra Mundial, entre dos y tres historias por número), una o dos historietas de deportes (En el caso de D`Artagnan, con historias de automovilismo, fútbol –figuras del fútbol nacional-, boxeo, hípica, etc,), una historieta de gauchesco, un western, una historia de fantasía heroica, entre una y tres historietas extranjeras de agencia, una o dos adaptaciones de películas de éxito, y en menor medida policiales ambientados en el país y de aventuras en sitios exóticos.
Entre las series, de gran repercusión todas, se contaban en D`Artagnan: Los policiales de espionaje “Dennis Martin y Grace Henrichsen”, de Monti (Robin Wood) y Lito Fernández. El western “Diego” guionado por Roque Guinart o Armando Fernández y dibujado alternativamente por Repetto o Merel. La historia de Gauchesco “Pehuén Curá”, guionada alternativamente por Julio Alvarez Cao y Julián Moreira y dibujada por Castro o Arancio. El policial costumbrista ambientado en Buenos Aires “Crónicas de un porteño viejo” con guiones de Julio Alvarez Cao y dibujos de Merel o Casalla. El policial “Sam Malone”, guionado por Guillermo Saccomanno y dibujado por Enio. La historia de fantasía heroica “Nippur de Lagash”, guionado por Robin Wood o Ricardo Ferrari y dibujado alternativamente por Sergio Mulko, Zaffino, Leopardi y Lucho Olivera. El western “Jackaroe”, con guión de Robert o Neil y dibujos de Dalfiume. La historia de ciencia ficción “Gilgamesh” de Wood – Lucho Olivera. La bélica “R.A.F.” con guión de Forster y dibujos de Szilagyi. La historia de fantasía heroica “Or Grund”, con guión de Wood y dibujos de Villagrán. El western “Larrigan de Misouri”, con guión de Ray Collins y dibujos de Haupt. El policial “A quemarropa”, con guión de Ray Collins y dibujos de Enio y la serie “Dax”, con guión de Wood y dibujos de Marchionne.
Por parte de Fantasía, se contaban series tales como “Roland el corsario” iniciada por Oesterheld en el guión y García López en los dibujos, continuada en los guiones por Alfredo Grassi y dibujos de Andrada. El western “Alamo Jim” con guión de Albiac y dibujos de Casalla o Reler. El gauchesco “El cabo Savino” con guión de Julio Alvarez Cao y dibujos de Casalla, guionada alternativamente por Jorge Morhain y dibujada por Furlino. El policial “Los amigos”, con guión de Wood y dibujos de Macagno. El western “Shannon” con guión de Ray Collins y dibujos de Dalfiume. El policial “Big Norman”, con guión de Robert O`Neil y dibujos de Haupt. El western “Ted Marlow”, iniciada por la dupla Wood – Reler y continuada por Morhain – Suárez. La historia de fantasía heroica “Kabul de Bengala” con guión de Oesterheld y dibujos de Horacio Altuna. El policial “ 3 por la ley”, con dibujos de Marchionne.
Entre tanto, en El Tony aparecían las series “Haakon2 con guión de Héctor Sánchez Puyol (Héctor Oesteheld) y dibujos de Lito Fernández. La historia de Fantasía heroica “Argon el justiciero” guionada por Oesterheld o Armando Fernández y dibujos de Gómez Sierra. La serie bélica “Brigada Madeleine” iniciada por Oesterheld en los guiones y dibujada Néstor Olivera. El western “El virginiano” con guión de José Luis Arévalo y dibujos de Dalfiume. “Los aventureros” con guión de Robert O`Neill (Wood) y dibujos de Gómez Sierra (. La serie humoristica “Pepe Sánchez” con guión de Wood y dibujos de Vogt. El policial argentino “Hilario Corvalán” con guión de Yunka y dibujos de Contrera. La serie de ciencia ficción “Mark” con guión de Wood y dibujos de Villagrán. El gauchesco “Martín Toro”, con guión de Morhain y dibujos de Reler o Sergio Almendro.
La revista Intérvalo, aunque compartía ciertos autores de la editorial, representaba un universo aparte. La gran mayoría de los géneros abordados se centraban en las historias denominadas como “de corazón”, románticas.
 La totalidad de los títulos, en conjunto, llegaron a sumar casi un millón de ejemplares de venta mensual.

jueves, 7 de marzo de 2013

Los 70, la edad dorada de editorial Columba


Los años 70 fueron la edad dorada de Editorial Columba (El Tony, Fantasía, D`Artagnan, Intérvalo). Son varios los autores –hoy entre los maestros de nuestra historieta- que coinciden con esa visión, tales como Gerardo Canelo, Carlos Casalla o Juan Dalfiume.
Esa visión se sustenta al constatar en el material publicado en aquellas publicaciones una combinación de creatividad, calidad, originalidad y cantidad. También fue el periodo en que se crearon series y personajes, que pasarían a formar parte del patrimonio de las grandes obras de la historieta argentina.  La linea editorial de Columba, de corte netamente popular, se basaba en personajes y en géneros que se destacaban como los de mayor aceptación de la época.
El staff de colaboradores de la editorial durante la década del 70 era enorme, promediando el centenar. Lo integraban los más destacados autores del momento, como así también noveles que en las décadas siguientes alcanzarían el rol de “maestros”.




Resulta común que películas y libros respondan al tiempo en que fueron realizados, algo que se puede constatar por la forma en que están narrados, los temas que prevalecen o la estética que los caracteriza. Lo mismo puede aplicarse a la historieta.
En los años 70 en el cine prevalecían géneros específicos, como el policial, el western o historias bélicas, entre otros. Esos mismos temas eran los que sobresalían en las historietas de perfil popular que se generaban y publicaban en el país.

Fragmento de Kendall, con dibujos de Arturo del Castillo, en El Tony  320, 1972.

Cuando se escribe sobre los años 70, se suele destacar la aparición de editorial Record (Skorpio, Skorpio Extra, Tit Bits, Pif Paf, Corto Maltes, etc), argumentando que su presencia elevó la calidad de lo que se editaba en aquella década. Agregando como valor extra que retomaba la tradición iniciada por Oesterheld y a la vez republicaban parte de lo mejor del material de lo que se llamó la edad de oro de la historieta argentina. Todo ello es cierto.
Pero ese mismo argumento deja de lado un hecho que ha pasado mayormente desapercibido: los 70 fueron la edad dorada de Editorial Columba (El Tony, Fantasía, D`Artagnan, Intérvalo). Son varios los autores –hoy entre los maestros de nuestra historieta- que coinciden con esa visión, tales como Gerardo Canelo, Carlos Casalla o Juan Dalfiume.
Esa visión se sustenta al constatar en el material publicado en aquellas publicaciones una combinación de creatividad, calidad, originalidad y cantidad. También fue el periodo en que se crearon series y personajes, que pasarían a formar parte del patrimonio de las grandes obras de la historieta argentina. Esa uniformidad en la calidad del material, no estuvo tan presente en décadas previas y posteriores, exceptuando una etapa de los años 90 en que presentó un gran repunte (pero eso sería tema de otra nota).
La linea editorial de Columba, de corte netamente popular, se basaba en personajes y en géneros que se destacaban como los de mayor aceptación de la época.

Unitario con guión de Oesterheld y dibujos de Horvath, en D`Artagnan 284, 1972.

A diferencia de décadas previas, en la del 70 las publicaciones de Columba la proporción de material de elaboración propia era mayor que el comprado a agencias extranjeras (previamente era a la inversa). 
El staff de colaboradores de la editorial durante la década del 70 era enorme, promediando el centenar. Lo integraban los más destacados autores del momento, como así también noveles que en las décadas siguientes alcanzarían el rol de “maestros”.
Oesterheld, hoy considerado uno de los mejores guionistas del mundo, y numerosos dibujantes que se desempeñaron en la editorial por él creada (Frontera), se contaban entre los colaboradores de Columba. Varios de los dibujantes provenían de revistas de gran trascendencia en décadas previas, como Hora Cero, Frontera, Rayo Rojo, etc, tales como Horvart, Arancio, Carlos Vogt, Arturo del Castillo, Haupt, Pereyra, Oswal, Lucho Olivera, etc.

Unitario con guión de Oesterheld y dibujos de Caruso, en D`Artagnan 288, 1972.

En el plano estético, comparado con cierta uniformidad en los estilos que presentaron las publicaciones de la editorial en décadas previas y posteriores, cabe destacar que en los 70 se contaban una serie de autores que manejaban estéticas muy personales. Estilos, algunos de ellos, que a su vez no se encuadraban con lo que podría ser entendido como estrictamente “realistas”, la línea gráfica típica de Columba.  Tales son los casos de Horvart, Cristóbal, Caruso, Gutierrez o Pascual por solo citar algunos autores. Sus estilos presentaban cierta estilización en la figura humana que por momentos adoptaban características a medio trayecto entre un dibujo de factura humorística y uno realista, sin llegar a configurar ninguno de los dos.

Fragmento de unitario dibujado por Horvath, en D`Artagnan  351, 1975.

Por ejemplo, Horvath, especializado en dibujar historias de guerra desde la revista Hora Cero, utilizaba efectos característicos del humor gráfico. Recurría a elementos que se utilizan para destacar estados de ánimo, expresiones de asombro, enojo, etc. Tales como gotitas o pequeñas lineas quebradas dispuestas en torno a la cabeza de los personajes para expresar sorpresa, pesar, dolor, etc. Los rostros los dibujaba con rasgos sintéticos, de forma icónica. A simple vista el dibujo de Horvath aparenta ser simple, pero analizándolo en detalle se evidencia un autor experimentado. Su trazo, aplicando la tinta a pincel, es vigoroso y fluido, abundante en matices. Todo ello enriquecido con la aplicación de tramas realizadas con lineas finas, otorgándole a su trabajo una riqueza visual que aparenta ser simple. Pero de simple no tenía nada. 

Unitario con dibujos de Cristobal, en D`Artagnan 292, 1972.

Por su parte, Cristobal, dibujaba a los personajes y los rostros de los mismos de modo muy caricaturizados, con reminiscencias del grotesco. Sus personajes se veían “cabezones”. También recurre mucho a la utilización del pincel, ya sea para entintar las figuras, sombras y tramas.

Unitario con dibujos de Gutierrez, en D`Artagnan

El dibujo de Gutierrez –autor por entonces de “la vieja escuela” (para los 70)- era simple, sintético en la utilización de líneas para definir las figuras humanas. Los matices de luces y sombras los conseguía aplicando gruesas pinceladas de tinta china. Al suyo, se lo aprecia como un estilo de dibujo rápido, sintético y por momentos algo hosco. Gozaba de una muy importante presencia en las revistas de Columba.

Roland el corsario, con guión de Oesterheld y dibujos de García López, en  Fantasía 284, 1974.

Por otra parte, estaban los autores que también dibujaban de modo muy personal, pero en un tono más realista, como Carlos Casalla, Oswal, Altuna, Lito Fernández, Juan Dalfiume, Mulko o Lucho Olivera. A los que se sumaban lo que se podría llamar virtuosos del dibujo realista, de factura clásica, como Juan Arancio, Mandrafina, Arturo del Castillo, García López o Alberto Salinas.

Primera página con dibujos de Lucho Olivera. Segunda página: episodio de Nippur  de Lagash dibujado por Sergio  Mulko

Es decir, durante los 70 en aquellas revistas se aprecia una gran libertad y originalidad estilística, por parte de numerosos dibujantes, en particular entre aquellos que ya contaban con cierta trayectoria. Por originalidad se entienden formas de dibujo que no se parecen a las de otros autores y que son identificables a simple vista con un autor determinado.
En cuanto a los guionistas, se destacaban Héctor Oesterheld, Guillermo Saccomanno, Alfredo Grassi, Armando Fernández, Julio Alvarez Cao, Carlos Albiac, Ricardo Ferrari y Robin Wood. Dichos autores también publicaban sus trabajos bajo diversos seudónimos. Hoy ellos se sitúan entre lo más encumbrado de la historia de la historieta argentina.   

Páginas dibujadas por Lito Fernández, Alberto Salinas y Oswal

Acorde a la forma de escritura de los guiones de la época, las historietas presentaban abundantes y extensos textos, ya sea en los globitos de diálogos o en cuadritos de textos complementarios. Llegado el caso, el texto llegaba a tener más peso que el dibujo. Era otra época y entre la población la lectura estaba más arraigada y se contaba con más tiempo para leer. Hoy, ese tipo de redacción ha mutado enormemente en la historieta y aquellos guionistas que siguen en actividad han adoptado las nuevas formas. Es decir, han economizado texto para lograr un mayor equilibrio con la narración dibujada. Un ejemplo es el del guionista Robin Wood y su personaje Dago, realizado en sus comienzos con el dibujante Alberto Salinas. Hoy la serie se publica con enorme éxito en Italia con el dibujante Carlos Gómez (los italianos lo adoptaron como un personaje propio, aunque haya nacido en Argentina). Ambas, aunque el personaje es el mismo, resultan casi irreconocibles por la diferencias en la forma de narrar.


El tiempo como critico
El paso del tiempo suele ser un crítico implacable al momento de evaluar qué obras perdurarán y cuáles no. Cuáles serán aquellas cuya lectura soportarán el paso del tiempo, sin importar el momento en que hayan sido realizadas. La lectura de parte de aquellos guiones, contrastando con las formas actuales nos puede resultar lenta por la cantidad de texto que se utilizaba. Como así también muchas de esas historias resultan predecibles, debido que de tanto publicarse historias similares durante décadas, los lectores cuentan con un bagaje que no se contaba en los 70 y el impacto ya no es el mismo.
Con ello, series que eran puntales, de las más leídas, hoy pueden ser consideradas como anecdóticas.
Otros elementos también de peso al momento de evaluar trabajos, que a su vez conforman un “todo” con los guiones, son la calidad y originalidad del dibujo –relacionado esto con el grado de madurez gráfica alcanzada por cada dibujante-. A lo que se podrían sumar los diseños de página, la utilización del color, etc., etc.

La próxima semana la segunda parte