martes, 27 de septiembre de 2011

Entrevista: Hugo Pratt (primera parte)

VIAJE PERMANENTE A LA AVENTURA

(Entrevista a Hugo Pratt)

Por Germán Cáceres


Hugo Pratt

Nació cerca de Venecia, en una playa al lado de Rímini, el 15 de junio de 1927. Es uno de los grandes historietistas de todos los tiempos.

A los veintitrés años arriba a la Argentina contratado por el Sindicato Surameris y comienza una etapa artística plena de realizaciones. Junto al guionista Oesterheld plasma series antológicas reconocidas internacionalmente: Sargento Kirk (1953), Ticonderoga Flint (1952) y Ernie Pieke (1957) son las principales.

Luego también se hace narrador y entrega historietas como Ann y Dan (1959), Wheeling (1962) y Capitán Cormorant (1962).

Después de vivir casi quince años entre nosotros parte para Italia (tras un período en Londres y Brasil, y regreso a la Argentina), donde en 1967 estrena La balada del mar salado. En ella aparece su célebre personaje Corto Maltés –que se independiza en 1970-, una de las obras cumbres de este arte, en el cual la aventura es un valor ético desbordante de poesía. Su grafismo peculiar –ese manejo del pincel, de la aguada y de las manchas de tinta –resulta inconfundible y ha dejado escuela.

(Falleció el 20/8/1995).



El Corto Maltés

Germán Cáceres: El programa cultural Italiana 86 comprende óperas, conciertos, cine, teatro, conferencias, danza, exposiciones de pintura y su muestra hisorietística. ¿No piensa que ello significa un merecido reconocimiento del prestigio de la historieta?

Hugo Pratt: Me parece justo que sea así. Porque está siempre latente el prejuicio –que más bien es ignorancia- de que la historieta es un arte menor. Se presume que habría un arte mayor. Pero éste ¿en qué consiste? Porque es muy difícil dar una definición del arte. El arte o es una intuición pura de la realidad o es comunicación. Y si es comunicación, la historieta entonces es arte. No me defino como artista, sino como artesano, a la manera del pintor renacentista que cuenta con colaboradores. La historieta es ante todo una disciplina, un gran medio laboral. Trabaja no sólo el dibujante, sino el colorista, el que hace el lettering, el responsable de la composición tipográfica, el guionista. Me pregunto: ¿quién inventó esta subvaloración de la historieta? ¿Los críticos, la cultura oficial, el periodismo, la opinión de cierta clase social?



Corto Maltés en Las Helvéticas.

G.C.: ¿No cree que este desprecio hacia la historieta se origina en el hecho de que grupos academicistas se defienden de las nuevas expresiones artísticas que ponen en peligro su poder cultural?

H.P.: Eso lo explican con elocuencia las cifras de venta. De un solo personaje como Tintín, de Hergé, se editaron ciento ochenta millones de libros desde su aparición en 1929. Por ejemplo, la primera edición de Blueberry, de Moebius, consta de ochenta mil ejemplares. ¿Qué puede decir sobre estos números la cultura oficial? Se calla, no le conviene hablar, porque: ¿alcanza estos tirajes alguno de los escritores de la proclamada literatura mayor?




Ernie Pike, con guión de Oesterheld, en edición española.

G.C.: La cultura oficial que Ud. menciona afirma que la historieta es para la masa.

H.P.: Quiere decir que para la mentalidad de esa cultura aristocratizante la masa es más estúpida que los cuatro mil lectores de un libro selecto. ¿Es que no hay que escuchar a la masa y sí a la minoría que frecuenta novelas que recibieron el premio Goncourt?

Yo prefiero tener a mi favor cinco millones de lectores y no cuatro o cinco críticos literarios que me impugnan porque soy historietista. Me importa un bledo lo que opinan estos sujetos, porque a ellos, ¿quién los lee?




G. C.: Por suerte hay ciertos críticos como Umberto Eco que valorizaron la historieta.

H.P.: Por supuesto; es el caso de Gillo Dorflles que elogió mi obra, y de Romero Brest que llegó considerarme más un pintor que un dibujante de historietas. No dudo que abundan los críticos honestos y serios, pero a mí me interesa el público.



Tres libros dedicados a obras de Pratt, editados por Record.

G.C.: Cambiando de tema, ¿Ud. está trabajando ahora con Milo Manara?

H.P.: Milo Manara es todo un creador que dibuja y escribe. Me pidió -¡vaya saber por qué!- un guión sobre la colonización de América. Era un tema que hacía tiempo rondaba por mi cabeza y deseaba dibujar, pero como me estoy poniendo viejo y tengo poco tiempo, escribí el guión y Manara lo dibujó muy bien. Tal vez haya pensado que yo conocía mejor que él la problemática del indio americano. La historieta se llamó Todo empezó con un verano indio y me demandó leer, o más precisamente visitar, unos sesenta libros.



Cató Zulú, en La Carvana de los Boers.

G.C.: ¿Y qué puede contarnos de su experiencia con el color?

H.P.: Amo la pintura y he incursionado en ella. Pero opto por hacer lo que conozco, o sea dibujar historietas. Cuando surge la necesidad de colorearlas, en lugar de restarle dedicación al dibujo recurro a un colorista. En esta tarea descuellan las mujeres: son más hábiles que el hombre. Porque la historieta no admite contrastes violentos, sino combinaciones tenues, suaves, como la técnica del pastel. Patricia Zanotti, quien con Guido Fuga dirige esta muestra, es una excelente colorista y ha colaborado conmigo. Pero ella es una auténtica creadora y no dudo que pronto abandonará la coloración por el dibujo.


Ticonderoga

G.C.: Ud. vivió muchos años en la Argentina, donde dibujó hermosas historietas como Sargento Kirk, Ernie Pike, Wheeling, Capitán Cormorant y Ticonderoga Flint. ¿Su formación artística es argentina?

H.P.: Lo que desarrollé en este país fue la madurez; mi formación es anterior. Empieza en Venecia cuando tenía cinco o seis años y prosigue en Etiopía, donde abrevé en la pintura copta, cuyas imágenes poseen semejanza con la historieta.



Ann y Dan, en edición de editorial Record.

G.C.: ¿A qué edad estuvo en Etiopía?
H.P
.: Entre los diez y los dieciséis años.

G.C.: ¿Allí estudió dibujo?
H.P
.: Nunca estudié dibujo, si por ello se entiende copiar yesos. No creo ser un buen dibujante; lo mío es habilidad para narrar o si quiere para acompañar los diálogos. Soy mejor dialoguista que dibujante.


Corto Maltés en Fabula de Venecia.

La próxima semana, la segunda parte.

3 comentarios:

Gaston dijo...

Hugo Pratt , siempre que leo un reportaje de el aprendo algo nuevo sobre la historieta . Muchas gracias por compartir este material maravilloso.

Sr. Cairo dijo...

Impresionante Pratt.
Un lujo.
Para mí, uno (sino el mejor) de los mejores historietistas.
El Hemingway de la historieta!!

Un abrazo!
Marcelo

Anónimo dijo...

Hola, una preguntilla...esa imagen de la Fábula de Venecia, a COLOR, de qué edición es? Gracias de antemano