viernes, 18 de junio de 2010

Entrevista: Lito Fernández




Entrevista: LITO FERNÁNDEZ
El dibujante Lito Fernández, nacido en Capital Federal el 4 de abril de 1941, es uno de los grandes autores que dio la historieta argentina. Publicó en la mayoría de las principales editoriales y revistas de historietas del país, muchas de las consideradas las claves de la historieta nacional: Hora Cero, Mixterix, Skorpio, Skorpio Extra, la vieja Fierro o las de editorial Columba (D`Artagnan, El Tony, etc). Los miles de lectores que han seguido sus trabajos, se deleitaron con series memorables, como Precinto 56, A través de Oceanía, Dennis Martin, Gala, Kevin, Martin Hel, entre un extenso listado.
También trabajó con grandes nombres de la historieta nacional y mundial, como Oesterheld o Robin Wood, estudió con Alberto Breccia o tuvo como jefe de redacción a un ícono de la historieta como Hugo Pratt.
En la actualidad trabaja para Europa.


Lito Fernández
Las primeras publicaciones
Desde siempre me dedico a la historieta, aunque profesionalmente arranqué en los fanzines, en lo que hoy sería lo que hacen los grupos de jóvenes. Pero en aquel momento era una revista con más pretensiones, con más páginas. Yo tenía alrededor de 20 años, a fines de los 50. Fue un poco después de los primero números de Hora Cero. Nunca me pagaron esos trabajos. Hasta hubo un hecho de sangre, la novia del editor le puso cianuro en el mate.
Después con Alegre (un editor) trabajamos varios. En aquel tiempos sacaba X9 o Bala de Plata. Después esos títulos pasaron a otras manos. Este hombre (Alegre) también era duro para pagar, decía: “no cobramos de los distribuidores”.
Un dibujante fue a cobrarle y le dijo: “tres meses me debés, me vas a pagar”, luego sacó un 32 corto y lo puso arriba de un mostrador. – “Pagame lo que me debés porque ese revólver no lo traje para jugar”. Entonces Alegre fue despaciosamente hasta el fondo del local, trajo una latita de durazno, sacó plata y le pagó. Eran momentos de hacha y tiza. A esos yo les daba los originales, porque en ese momento se estilaba muy poco quedarse con los originales. No tenía conciencia de una política con respecto al editor. Simplemente mis deseos eran de publicar y cobrar, y mucha información tampoco tenía.



A través de Oceanía, con guión de Carlos Albiac, en Skorpio Extra 30, 1981.

Estudiando con Alberto Breccia
Yo empecé un poco solo, después me inscribí en la Panamericana y estudié con Borisoff y Alberto Breccia. Fue de casualidad que estudié con Breccia porque iba a estudiar ilustración publicitaria. De casualidad entré en el salón de Alberto. Me miró, se quedó mirándome con cara de pocos amigos y me dijo: “¿que querés?” Entonces, cuando le iba a comentar que estaba buscando el aula para ilustración publicitaria, me dijo: “bueno, entrá”. Así nomás, imperativo, no me dio opción. Entré y pensé que capaz también enseñaba lo que iba a buscar. Empecé con eso y después me olvidé de la ilustración publicitaria.
Yo le llevaba historietas en papel paspartú pintadas con témpera. La ilustración publicitaria que veía hacer a color me había impresionado mucho. De aquel entonces hasta ahora, no me abandonó nunca la idea de trabajar el color, pero tampoco se concretó nunca con mi voluntad de poner manos a la obra. Hoy sigo con la ambición de poder hacer historietas o ilustraciones a color, en algún momento. Aunque sea cuadros, algo. Un día Breccia realmente estuvo dando ilustración. Mandó a hacer un paisaje. Le llevé un paisaje que tenía un cerro verde, unos árboles con manzanas, flores rojas. Después de mirarla dos minutos me dijo: “esto es una ensalada de lechuga y tomate”. Aunque me destruyó total, me vino bien. Después dio otro ejercicio en un tono, y creo que hice un auto de carreras en una pista y me dijo: “bueno, aca te recompusiste, está muy bien”. La tuve hasta hace poco, pero se perdió. Tiro casi todo, o lo pierdo, o lo tiro.


Dennis Martin, con guión de Ray Collins, en Nippur Magnum 2, 1980.


Hora Cero - Oesterheld
Lito Fernández también trabajó en la mítica revista Hora Cero, realizando unitarios de western y al menos tres episodios de uno de los personajes claves de la historieta argentina: Ernie Pike, con guiones de Oesterheld.
De los western, aún recuerda un episodio en el que se esmeró más de la cuenta con el dibujo, trabajándolo con sumo detalles, con aguadas. Las aguadas se desdibujaron tanto cuando las imprimieron, que en algunas viñetas los personajes parecían sentados en el aire, en vez de estar sobre un caballo, por ejemplo.
Con el gran guionista argentino mantuvo contacto a lo largo de su vida. A fines de los años 70, estaban trabajando una continuación de El Eternauta, para el diario El Día de la ciudad de La Plata, cuando el 27 de abril de 1977 Oesterheld fue secuestrado por la Dictadura militar . El diario les había puesto un avión a su servicio para que tomaran fotos de la ciudad de La Plata, ya que parte de la historia transcurriría allí. Alcanzaron a entregar dos episodios.


Precinto 56, con guión de Ray Collins, en Skorpio 48, 1978.

Misterix
Misterix fue otra publicación, de las claves de la historieta nacional, donde trabajó Fernández a principios de los años 60. A la revista llegó convocado por Hugo Pratt, quien por entonces la dirigía. Para Fernández representó una gran oportunidad, ya que por entonces contaba con veintipocos años. Allí dibujó durante varios años al personaje que daba nombre a la revista. Los guiones los realizaba Cabrera, con quien desarrollaron una modalidad de trabajo que debía ser rápida, de entrega semanal.
A Pratt lo recuerda como un hombre de pocas palabras, vesperal, con la humildad de los grandes. También destaca una ocasión en que Pratt quedó muy contento con el trabajo que realizó con un episodio de Misterix, donde este viajaba a la luna. Para ese episodio Fernández se documentó exhaustivamente, para dibujar muy detallado, cohetes espaciales, basándose en los que utilizaba la Nasa. A Pratt le gustó tanto su trabajo, que solicitó a la editorial que, además de lo que le correspondía por el trabajo, le dieran un premio de 1.500 pesos, cifra muy considerable para la época. Cuando cobró, Fernández iba por la calle con temor de que lo asaltaran con esa suma de dinero.



Martin Hel, con guión de Robin Wood, en Todo Colo D`Artagnan 204, 1998.

Series
¿Cuántas series llegó a publicar al mismo tiempo?

Llegué a publicar siete series. Había series de la televisión, una de una mujer, otra con Alvares Cao. Después vino Dennis Martin.
De la serie A través de Oceanía no tengo ningún original, no tengo nada. A través de Oceanía, junto con el Viajero de las Estrellas de Enrique Breccia y Trillo, fueron elegidas por Alter Linus, que es una revista italiana de vanguardia, de crítica gráfica, como las mejores historias del momento, cuando se estuvieron publicando. Las notas que nos hicieron, tanto a ellos como a nosotros fue algo conmovedor. Y realmente me di cuenta que no estábamos tan errados con lo que estábamos haciendo. Porque lo hacía con cariño, y si uno trabaja con el corazón contento y pensando mucho las cosas, porque justamente había páginas donde estaba dos, tres horas frente al tablero y no me salía un carajo, hasta que se me ocurría algo y en diez minutos lo hacía. Y al terminaba, porque enseguida lo pasaba a tinta y ya estaba, Después de tres horas, en 15 minutos lo hacía.


Kevin, con guión de Robin Wood, en Nippur Magnum 51, 1990.

Series Precinto 56 , Kevin, repercusiones
De algún modo quise mucho a esa historieta (Precinto 56) porque me dio muchas satisfacciones. En un principio, cuando yo la hice totalmente solo, llegó a estar entre las dos o tres primeras historietas, en Italia, arriba, en el top. Los que estaban laburando ahí (en Italia) eran los Breccia, Arturo del Castillo, Ernesto García (Seijas), Mandrafina. Estaba la flor nata. No se si habrá sido la mejor hecha, pero a lo mejor tenía cierto gancho, en virtud de un relato, de una amalgama guión – dibujo, que le pareció interesante al lector.
Eso es distinto a hacer una historieta a como la puede hacer, por ejemplo, Ernesto García. Cuando hice Kevin, gustó más lo mío que lo de Ernesto García y yo no soy la mitad dibujando de lo que dibuja él. Somos dos dibujantes totalmente distintos. Pero el lector te huele una cosa y la otra, y ninguno es monedita de oro como para gustarle a todo el mundo. Vos podés gustar de mi trabajo, pero tu amigo puede odiarme hasta no verme físicamente.


Me acuerdo que en la vieja Fierro, en una especie de suplemento publicaba una serie.
Eso lo hacíamos con Albiac, Dr, Fogg, que la sacaba Blotta. Eso gustó y lo vendimos afuera. Era una cosa muy interesante, me hubiese gustado seguir haciéndola. El guionista se dispersó y yo también agarré otros caminos, lamentablemente.


La serie que dibujó más tiempo
Posiblemente, casi sin duda, muy a pesar mío y gracias a Dios, Martin Hel. Muy a mí pesar porque era no un personaje que me gustase y gracias Dios porque me mantuvo con trabajo hasta hace cuatro meses que hice el último capítulo. Lo dibujé casi 20 años.
Dennis Martin por ahí también debe andar. Hay que mantener una producción de a 100 páginas por mes. Tengo un placar que va de pared a pared, tiene ocho puertas y está lleno de originales de Martin Hell.



Dr Fogg, con guión de Carlos Albiac, en Fierro - primera etapa-

Editorial Columba
A Columba ingresé en el 61 o 62. Y no me fui más hasta que cerró.
Hay algo respecto a Columba, que veo que se la criticaba mucho y mal. Luego cuando desapareció… La lloramos. Es una editorial que tuvo hasta su propia planta de celulosa.
Usted tiene uno de los estilos más copiados en Columba
Al principio, en Columba, eso me enojaba un poco. Pero después me dije: no, cada uno está tratando de ganarse un mango, de tener un laburo y el puchero es importante en la vida. Me callé la boca y seguí haciendo lo mío de la manera que me salía en ese momento. Que no siempre es la misma, no es la de hoy ni la de mañana.
Se extraña Columba. Nosótros (los autores) nos encontrábamos.

Usted usa muchos contrastes entre negros y blancos
Si, es para dar climas, porque no es una cosa de meter negro. Trabajo con pincel, aunque trato de equilibrar un poco con pluma. Muchas veces estoy cansado, se me cae el pincel, agarro la plumilla y sigo con la plumilla. Por ahí refuerzo alguna línea con tinta como para disimular.
Pequeños trucos de la profesión
Son trucos de la profesión, exactamente. Sino, seguimos todo con pincel hacemos mal. Muchas veces por seguir con pincel, sigue asi y al otro día veo que hice cosas que ni me acuerdo, porque lo hice medio dormido. Es una macana, porque hay que borrar todo y hacer las cosas de nuevo. Cuando empiezo a perder la lucidez de tanto trabajar, trato de dejar porque sino es un tiempo que se me va.
Hasta no hace mucho, por ahí eran los nueve y media de la mañana y yo estaba trabajando desde el día anterior. El reloj daba toda la vuelta y capaz que a las diez amenazaba con ir a costarme y me decía: qué me voy a ir a acostar si estoy pasado de sueño.

Producción
Produje 30 mil, 40 mil páginas. No hace tanto, cinco o seis años atrás estaba haciendo 150 páginas, cada 40 días.
Un colega que estaba haciendo Dago, que no era Salinas, se enfermó. Estaba en el hospital, estaba mal de plata y me pidió ayuda. Entonces me tomé el laburo de hacer 100 páginas más, de Dago. Y se las aceptaron, asi que tan mal no estaban. Pero era laburando 26 de las 24 horas del día.


Gala, con guión de Alfredo Grassi, en Skorpio 125, 1986.

Usted trabaja con ayudantes
Tengo ayudantes
¿El trabajo de ayudante en qué consiste?
Primero veo como relatan y como dibujan. Si me parece que está bien, les doy el guión y que hagan lo que quieran. Yo después me arreglo. Pero no me les impongo, no les digo hacé esto, aquello, o lo otro. Si quiero que laburen conmigo, es porque considero que tienen las condiciones como para interpretar un guión. Si vi tu lápiz y me gustó, bueno. Por ahí le digo que no le haga tanto detalles, porque por ahí con menos detalles me arreglo. El parecido tampoco, porque el parecido lo tengo en la cabeza. Que hagan un boceto, para ver cómo lo hacen. Que me arreglen la perspectiva a ojímetro, no quiero la perspectiva de un arquitecto, que sea una orientación, una guía.
Con el fondo igual, si viene alguien a hacerme el fondo, que sea una cosa sencilla, si no se anima a meter el color negro que no lo haga, lo meto yo, no vaya a ser que le ponga todo el negro en la figura y si le meten negro al fondo hacemos un barro chino. Entonces que lo hagan liviano. Y si ya le metió negro, hago la figura blanca. Como no es un laburo totalmente mío, lo dejo, es un híbrido. Pero tampoco hay que ser un arquitecto para los fondos policiales que yo hago. Son cosas muy sencillas.
Me acuerdo que los fondos que usted hacía en Precinto 56, eran tremendos fondos
Si, pero ahí fue una cosa particular. Era una historieta que a pesar que me hicieron el lápiz en determinado momento, yo reformaba muchas cosas.
De Italia llegó una carta pidiendo una lista de la gente que trabajó conmigo. Son más de cuarenta, hoy todos profesionales, como Massaroli, Néstor Olivera, Cacho Mandrafina, Macagno, Marchionne, Altuna, Szilagy, Falugi, Carlos Gomez, Mulko, Diego Navarro, Eugenio Zopi, Rodríguez Uzal, Miguel Castro Rodríguez, entre otros.
Mi mujer me hizo lápices, algunos personajes se los robé a ella.
Es dibujante
No, tiene capacidad como artista, es enorme. Ella estuvo estudiando con Borisoff y es buena. Se puso a pintar y al segundo o tercer cuadro lo presentó en la fundación del Banco Caseros y sacó una mención de honor.



Grace Henrichsen, con guión de Pablo Turnelli, en Súperanual D`Artagnan 35, 1991.

Trabajos actuales

Ahora sigo trabajando para el exterior y estuve haciendo unos libros para una agencia periodística, de Pe a Pa, que lo dirige la viuda de Andrés Cascioli. Para el exterior empecé a trabajar con Sergio Bonelli (editor), haciendo la serie Tex. Pero no haciendo producción, no se puede hacer producción porque te mandan el guión de a pedazos. Hace tres meses que no entrego nada por esa cuestión.

Panorama actual de la historieta en Argentina
Hoy en día la recepción de la gente me sorprende, porque no estoy publicando nada en el país. Yo quería publicar algo, en Fierro por ejemplo, pero no tuve la posibilidad. No pudimos hacer nada con Juan.
Capaz no es la línea gráfica que están publicando
No, pero me dijo que si, que quería hacer algo conmigo porque la línea mía con la de Mandrafina andaría bien, como para que cuando uno no esté, esté el otro. Inclusive le presenté algún laburo.
Esta es muy distinta a la anterior
Si, la anterior era más amplia. Me gustaba más la otra, para esto que están publicando lo pondría como una especie de suplemento como tenía la otra, el suplemento Oxido. Hay chicos que me parece que les falta un vagón de tiempo para publicar, pero como ven las cosas publicadas deben estar tocando el cielo con las manos. Te digo sinceramente, lamento mucho lo de Fierro. Veo que a cada tipo que le pregunto, y le pregunto a tipos jóvenes, y me dicen lo mismo que dije hace un rato. Que hay muchas cosas que no se entienden. A la historieta nuestra no hay porque dejarla. Hay algunos pibes que la siguen haciendo y veo que cuando se ve que
están publicando esos tipos, se compran más números.


Undermédanos, en Fierro -primera etapa-

Conclusiones
A mí la vida me ha gratificado dándome la vida de esta profesión y estoy muy agradecido. Siempre que me invitan a un evento de trato de hacerme un lugarcito, porque el contacto con la gente es un poco devolver lo que a través del tiempo ellos mismos han puesto su confianza sobre mí para entretenerse.

viernes, 11 de junio de 2010

ONOMATOPEYAS AL VIENTO. Festival Internacional de Historietas y Humor gráfico en Patagonia

Damos a conocer el festival que venimos gestando desde hace varios meses.

Organizan: Secretaría de Cultura del Gobierno de Chubut y La Duendes - Historieta Patagónica.

jueves, 10 de junio de 2010

Entrevista: Carlos "Chingolo" Casalla

El dibujante Carlos “Chingolo” Casalla, prócer vivo de la historieta nacional, es mayormente conocido por ser el autor de El Cabo Savino, personaje que dibuja desde hace más de 50 años. Los memoriosos también lo pueden asociar con historietas de cosacos, de la II Guerra Mundial o de western, publicadas a nivel nacional en revistas de las extintas editoriales Columba y Record. Su estilo de dibujo, al ser sumamente personal, resulta muy fácil de recordar.
La siguiente entrevista fue publicada en La Duendes 6, otoño de 2009.

Por A. Aguado



Carlos Casalla

Carlos “Chingolo” Casalla, nacido en 1926 en Buenos Aires, aunque patagónico por adopción desde hace varias décadas, es un prócer vivo de la historieta argentina. Su primer trabajo profesional se remonta a 1950, cuando comenzó a publicar en el diario La Razón. Desde 1968 reside en Bariloche, a pocas cuadras del centro. Desde el living de su casa, una hermosa edificación tipo alpina, se observa el lago Nahuel Huapí y montañas, un lujo para la vista. Su mujer es escritora y autora de varios libros.Con sus muy bien disimulados 82 años de edad sigue dibujando a diario y tocando la batería, porque también es muy conocido por su faceta de músico. La suya es una familia de músicos eximios: hijo, sobrino y un hermano hoy fallecido. En 2007, en conjunto, editaron un CD al que titularon “Los Casalla presenta: La Chingolera”, el que fue catalogado con cuatro estrellas por la revista Rolling Stone.


Póster de El Cabo Savino

Ingresar a su estudio, una casita de madera situada a un lado de la vivienda, fue como adentrarse en una parte de la historia de la historieta de Argentina. Ni bien se abre la puerta, llama la atención un escritorio sobre el cual se apilaban decenas de tiras del mítico Cabo Savino, o las paredes tapizadas con cuadros con estampas gauchescas. Allí está el sexagenario personaje, dibujado con el personal estilo de Casalla: trazo suelto, que combina gruesas pinceladas de negros plenos y texturas logradas con decenas de rayitas a plumín. Un estilo que siguieron varios dibujantes de las revistas de Columba. Atrás quedó el formato página en el cual lo realizó hasta fines de los años 80, para la desaparecida editorial Columba. Hoy el personaje mutó al formato tira diaria. Se publica en el principal diario del norte de Patagonia. Dibuja un promedio de dos tiras por día, y lleva casi un año adelantado. Casalla es uno de los contados dibujantes que mantiene vivo el género “gauchesco”, si se quiere, el equivalente argentino del far west norteamericano.


Desde hace décadas, en Patagonia se lo conoce además por sus historietas con temáticas basadas en la historia de la región. Las publica en formato tira y en álbumes impresos a color. En ellos abordó, por ejemplo, la vida y obra de próceres de la historia argentina y en particular de la región patagónica, como Piedra Buena o El Perito Moreno. Como así también la epopeya del poblamiento en torno al lago Nahuel Huapi.
Desde sus comienzos como autor, hasta la actualidad, la trama de sus historietas gauchescas siguieron el periplo histórico de la guerra por el dominio de las llanuras pampeanas y Patagonia: la vida de frontera interna en los fortines, el choque armado entre criollos e indígenas y la posterior, mal llamada, Conquista del Desierto. Sus historias, de a poco, se fueron adentrando en Patagonia, independizándose del Cabo Savino, inmovilizado en el tiempo de los fortines, dando lugar a historias propiamente del pasado patagónico. Casalla, al contrario de la mayoría de sus colegas de renombre nacional, realizó el grueso de su obra residiendo lejos de Buenos Aires, en Bariloche. Resultó natural que el nutrido anecdotario de la historia de Patagonia se colara en su obra.


Patrulla americana, en Pif Paf 40, 1979.


El común denominador de las historias por las que es más conocido, se relacionan con los escenarios campestres y los caballos, los que dibuja con una maestría admirable. También dibujó series e historietas unitarias ambientadas en la Segunda Guerra Mundial, westerns (Alamo Jim), historias de cosacos, etc.
La charla, porque no fue entrevista, se desarrolló tomando mate en el living, mirando sus originales en el estudio o atendiendo a una turista adolescente que se acercó a mostrar sus dibujos en busca de recomendaciones. La joven me hizo acordar cuando a principios de los 90 fui otro de los tantos que se acercó a Casalla para conocerlo y mostrarle sus dibujos.



Capitán Camacho, en Nippur Magnum 33, 1982.

Cabo Savino
Comenzó a dibujarlo en 1950, con guiones propios. Con los años los argumentos fueron realizados por un total de 15 guionistas. Es el único autor que lleva más de 50 años dibujando el mismo personaje.
“Les presenté el personaje (en Columba) y les dije que trabajaba con letras manuscritas y si hay dos páginas de excelencia, aguántese. Ellos ponían mucho texto y el dibujante dibujaba lo que decía el texto. No, yo hago tipo cine.
Empecé con tres páginas que no pasaba nada y en la cuarta aparecía el tipo. Me llamaron y me dijeron
- «¿qué hace?»
- No vieron una película en que el título aparece cuando ya está empezada? Tenemos que hacer como en el cine.
Pero no lo pude lograr, tuve que poner el título en la primera página. Para ellos aceptarlo era romper todo lo establecido.
No presentaba guión ni nada, entregaba el trabajo y lo cobraba. Hacía una historieta por semana, de 15 páginas cada una, que tenían cien, ciento veinte cuadritos.



Chaco, con guión de Robin Wood, en Súper anual D`Artagnan 35, 1991.

A fines de los 70, Richmnon, un jefe de personal de la provincia (Río Negro), muy amigo, se iba tomando examen al personal y me llevaba a mí. Ibamos por Viedma, Valcheta, etc. Cada vez que paraba aprovechaba a dibujar. Llevaba un tablero y me sentaba en el auto”.


Dibujó al personaje en Columba hasta mediados de 1986. Sobre el destino que tuvieron los miles de originales que dibujó para esa editorial, comenta:
“De esos originales y los de Alamo Jim (un western) no me quedó nada. Como ellos me pagaban la jubilación, los originales eran de ellos. Cuando cerró Columba, todos los muchachos fueron y sacaron todos los originales que pudieron. Yo no fui porque me costaba ir hasta allá, y buscar donde estaban los tipos. Alguno se los llevó.
Ahora hago dos tiras por día”.
Mirando los originales que reposan sobre el escritorio de su estudio, señala la última viñeta de la última tira que dibujó, y dice:
- “Yo llegué hasta aquí y no se lo que viene mañana. Pero a la mañana escribo el diálogo y a la tarde lo dibujo. Todos los días invento el diálogo y me entretengo como loco. No hice un guión previo que se como empieza y termina, pero tengo la idea”.
En la actualidad lleva dibujadas 1842 tiras de Cabo Savino (la cifra es para mitad de 2009).


Sargento York, en Skorpio Extra 3, 1978.

El estilo de dibujo
- Usted tiene un estilo muy personal
“Si, lo principal es tener un estilo”
- Lo han seguido mucho en su estilo.
- “Si, por desgracia, porque a ellos los obligaban a dibujar asi. Eso es jodido. Les decían: si quieren laburar haga esto, como Casalla. No se puede copiar como lo hace el otro, es una falsedad eso.
El estilo es algo natural. El único que cambió el estilo a muerte, fue Alberto Breccia.”



Larsen & Finch, con guión de Robin Wood, en Anuario Fantasía 34, 1991.

La historieta
“La historieta es una artesanía artística e industrial. Si la escribe Poe es una obra. Es una artesanía porque nunca volvés atrás, hacés el laburo y tiene que salir bien. No podés hacer la pata (de un caballo) de vuelta o una empuñadura. Uno hace todo lo posible para que haya novedad, pero nunca te metés en problemas serios de escorzo y eso, a no ser que tengas un equipo y quieras arriesgar. Pero el laburo común es tantas páginas por día, por mes, o lo que quieras.
Cuando comentaba que hacía historietas me preguntaban si estaba contento. Respondía: claro, si salen 150 mil ejemplares que salen los lunes, tengo dos historias en esa revista y a esa revista la leen dos o tres personas, por lo menos. Entonces el tipo decía «ay, la pucha». Aca fueron unos boludos, mirá cómo aprovecharon los yanquis a la historieta, tienen una tremenda industria.
Lo bueno del dibujo es que no hay mentira, hay un papel blanco y un lápiz. Lo que está ahí es lo que sale”.



Casalla en su casa, mostrando una impresión en lona de un malón.

Detalle del malón.


El género gauchesco
“Tengo la conciencia que soy el último que hace esto. ¿Te acordás que también estaba Magallanes? Que era bueno
- Si, que hacía el personaje Martín Toro.
- Se murió, pobre. Muy joven.
Si hay historietas tiene que haber alguna regional, con todas las cosas que pasaron. Tal como hizo Jack London. Hay cuentos a patadas…
Yo fui quien introdujo lo criollo en Columba.
Rapela era muy bueno. Pero lo de Rapela no era historieta, era lento. Lo de él era historia. Por ejemplo, por ahí llegaba un tipo (un personaje) a Trenque Lauquen en 1870 y el te nombraba al Juez de Paz que estaba en ese año. Era un historiador. Te dibujaba las casas como eran, averiguaba donde paraba el juez, donde paraba el médico.



Casalla con dibujos para un libro sobre el Martín Fierro.

Trabajar en Columba
Nosotros íbamos, entregábamos el trabajo y lo cobrábamos. Una vez por mes iba a cobrar, nos juntábamos con los otros dibujantes.
¿Había mucha camaradería entre los dibujantes?
En realidad son todos estrellas, viste como es. Es igual como con los músicos, hay que agarrarlos con cuidado.
Antes de Columba fui como a diez lados, Pif Paf, Puño Fuerte, etc. Misterix era la contra de Columba. Una vez fui pero no salió en Misterix, salió en Italia. Ellos vendían todo en Europa, los de Columba no. Nosotros (los de Columba) éramos un clan aparte. Cuando yo entré estaba D´Aderio, Rapela que hacía costumbrista, unos hermanos muy buenos dibujantes, Jorge Perez y Arturo del Castillo. Eramos muy amigos. El que era formidable no era Arturo, era el otro, una maravilla. Arturo era más elaborado. Otro muy bueno era Joao Motíni, un brasileño que trabajó en Paturuzito y en Columba y después se fue. Alejandro Cirio, una cosa espeluznante. Como él aparece uno en el siglo. La técnica que tenía era insustituible.
Nadie me manda, pero cuando laburás para una empresa tenés que saber hasta dónde podés, porque nadie te va a pagar si tu trabajo no está de acuerdo con la idea política, religiosa o social de la empresa. Es ser profesional.
Por ejemplo, si laburabas para Hora Cero era una cosa, si laburás para Columba era otra. Nosotros (en Columba) no podíamos poner rojo «el horizonte pintado de rojo aquel amanecer» No, rojo no, porque rojo era comunista. Tenías que poner colorado. Tampoco podíamos dibujar la bragueta del pantalón. Nosotros entregábamos el dibujo terminado y nunca nos dijeron nada porque sabíamos hasta dónde íbamos.

Ellos se preocupaban de que las revistas estén en los quioscos. El distribuidor de revistas me contaba que uno de Columba venía (a Bariloche) todos los años, para ver que las revistas estén en los quioscos en una misma línea, ni muy bajo ni muy alto. Como tenían un tiraje enorme, para eso pagarían. Los tipos podían darse esos gustos. Iban a las ciudades grandes y miraban en los quioscos. Cuidaban el laburo, vendían mucho

El cierre de Columba
La manejaron mal. Cuando cerró Fierro, ellos quisieron hacer que el público de Fierro viniera a ellos y comenzaron a cambiar. Y se les fue el público de ellos.


Más sobre Casalla en el blog de La Duendes
Videos sobre Casalla dibujando al cabo Savino
Casalla ciudadano ilustre de la provincia de Río Negro y personalidad destacada por el Congreso Nacional
Los libros patagónicos de Casalla


Dibujando al estilo Casalla
Como bien comenta Casalla, en editorial Columba se estilaba que algunos autores, entre ellos los más nuevos, debían seguir el estilo de un autor de comprobado éxito. Casalla fue uno de los más seguidos. Tres ejemplos.


Pascual


Merel


Furlino

domingo, 6 de junio de 2010

Nuevo libro de La Duendes - Dibujantes 4 y festivales

Próximamente: Juan Moreira, de José Massaroli, nuevo libro editado por La Duendes.


116 pags.


Festival en Rosario


DIBUJANTES 4
Se encuentra disponible el número 4 de la revista DIBUJANTES, para su descarga gratuita desde su blog.






Ilustración de Osvaldo Laino

Ilustración de Osvaldo Laino, en conmemoración del Bicentenario.

Festival en Colombia