jueves, 26 de noviembre de 2009

Una revista y un dibujante de la llamada "Edad de oro de la historieta argentina"

Revista DIBUJANTES

Tapa de la reedición del primer número, de descarga gratuita

Está disponible para su descarga gratuita, la hoy mítica revista “Dibujantes”, de la que se publicaron más de veinte números durante la década del 50.
“Dibujantes” fue editada a partir de 1953 por el dibujante Osvaldo Laino. La revista, estaba dedicada a los dibujantes consagrados y emergentes de la época. Por ejemplo, entre los consagrados se contaban Divito, Ferro, Alberto Breccia y entre las “jóvenes promesas” se contaban varios que llegaron a ser reconocidos profesionales del medio, como Quino, Gustavo Trigo, Víctor Arias, Grondona White, entre muchos otros. Nació como una revista “informativa y de orientación”, cuyo fin era el de “ser una mano amiga que se tiende para ayudar al que se inicia, para facilitar al que surja”.
“Dibujantes” apareció durante la llamada “Edad de oro” de la historieta argentina. Cuando en el país existían una gran cantidad de publicaciones de historieta “seria” y de humor gráfico que en conjunto vendían millones de ejemplares, momento en que se estaban desarrollando obras que pasarían a ser los clásicos de la historieta nacional. Dentro de ese contexto de efervescencia, en la revista se publicaron reportajes a grandes autores y secciones técnicas cuya finalidad era la de brindar elementos para que se pudieran desarrollar nuevos profesionales.
El primer número, de descarga gratuita, además de presentar el contenido original a sido actualizado con una nota sobre el notable dibujante argentino Oswal.
Una revista recomendable desde todo punto de vista.
http://osvaldolaino.blogspot.com

Introducción de la reedición del primer número y todas las tapas de la revista, editadas en la década del 50.

Entrevista: Héctor Reinna (primera parte)
Un protagonista de la edad de oro de la historieta argentina

Héctor Reina mostrando dos de los personajes que dibujaba: "Cruz Calaveras " (en la que era el ayudante de Mottini, el autor) y "Don Nicola".

Hector Reinna nació hace 75 años en la ciudad de Rosario, donde regresó con los años y reside en la actualidad. Su historia tiene en común con gran parte de los dibujantes nacidos en el interior, que tuvo que mudarse a Buenos Aires para dar el gran paso. La fortuna le sonrió, y a fuerza de trabajo y talento, en los años 50 formó parte de la mítica revista de historietas “Patoruzito” y para la editorial de Torino, dibujó el mítico personaje “Don Nicola”. Hoy no son muchos los que saben, fuera del ambiente de la historieta, que la vieja “Patoruzito” fue la primera revista en los años 40 y 50 en publicar casi íntegramente material producido en el país. Revista que combinaba historietas de varios autores, de las “serias” y humorísticas, que produjo series que hoy son clásicos de la historieta nacional (Vito Nervio o Langostino, por ejemplo) y que vendía varios cientos de miles de ejemplares por mes.
Reinna fue uno de los protagonistas en que la historieta nacional brillaba por su popularidad.
En la siguiente entrevista realizada en la ciudad de Rosario, durante el festival “Dibujantes, narra sobre sus comienzo en los años 40, sobre su ingreso al mundo de la historieta en las grandes editoriales de Buenos Aires, cómo era ese mundo por dentro con sus protagonistas y numerosas y muy ricas anécdotas del ambiente.
A continuación la primera parte.

Héctor Reinna

Los comienzos
Nací en 1932, en Rosario, en un barrio que había sido siempre de prostíbulos y de conventillos. Por eso, ese clima se unía con todo lo que sea historietas.
Empecé a dibujar en diarios de acá (Rosario), que salían a la tarde. El laburo en el diario no era mucho basado en la calidad, sino la velocidad. Era un diario de tarde que ganaba la calle el que salía primero. El que salía con los goles, con las fotos de las carreras de caballos y la quiniela, era el que más se vendía. A nosotros nos exigían ciertos requisitos. Por ejemplo, para dibujar en veinte minutos nos daban la foto del gol, pero en la foto del gol no estaba la pelota. Nosotros teníamos pelotitas recortadas, las pintábamos. Los títulos grandes no eran mecánicos, por decir “campeón”, “ganó”, todo había que hacerlo a mano. Había que hacerlo todo en veinte minutos. Uno iba aprendiendo mucho. Estaba prohibido el tiralíneas, tenías que tirar una línea perfecta con el pincel y la regla. Así uno se va haciendo.

Tapa de la revista Patoruzito, de febrero de 1959.

Primeras historietas y la gran ciudad
Mi primera historieta fue para una revista deportiva, cuando yo era muy pibe, con dos personajes que siempre los extraño. Se llamaban “Batute y Batata”. Salía en una revista que se llamaba CAP. Te estoy hablando del año 48-50, aca en Rosario.
Con esas historietas me fui a buscar trabajo a Buenos Aires. Muy duro Buenos Aires, como siempre. Pero yo tuve la suerte de que una fuerte editorial de Buenos Aires, Perotti, hizo un concurso de cuatro libros ilustrados, uno para cada dibujante. Tuve que la suerte que para los cuatro libros los gané yo. Eso me vino bien, era muy pibe.
Eso me valió que cuando viene Fidel Castro al país, me convoca el diario Clarín para hacerle media página exclusiva de dibujos de humor a Fidel.

Cruz Calaveras, dibujada por Joao Mottini, y en la que participaba Reinna como ayudante. La historieta estaba ambientada en la Patagonia, en esta página en la localidad de Puerto Santa Cruz.

Por la puerta grande, editorial Dante Quinterno, ayudante de Joao Motinni
Con esas cosas bajo el brazo me fui a buscar laburo a la editorial Dante Quinterno (la editora de Patoruzú y la revista de historietas “serias” Patoruzito, por entonces una de las líderes del mercado de historietas nacional). Ahí estaba un gordo desaliñado, que le faltaba un botón en la camisa, de bigotes, barba. Me dice: “ah, vos hiciste estos dibujitos. Que linda manchita que tenés, me gustan mucho tus manchitas. ¿No querés ser mi ayudante?” Yo con tal de laburar. Y le pregunté:
- “¿y vos quién sos?
- “Soy Joao (Mottíni), el que hace las tapas”, me respondió.
Bueno, era mi ídolo.
- “Vivo en Villa Devoto, no querés empezar mañana?”
Bueno, voy a su estudio me dije. Él vivía en un departamento de pasillo, en una piecita. Había una escalera toda oxidada, un cuartito de tres por tres, una mesa grande de dibujo, una silla y un ropero todo viejo, roto. Entonces le digo
- “Maestro. Y el estudio?”
- “¿Qué estudio?”
- “Está bien, ¿y el archivo?
- “¿Qué archivo?”
Sólo tenía solo dos o tres revistas. El, como todos los genios, era muy mañero. Dibujaba tres o cuatro horas por día, no le interesaba el dinero. Así me empecé a relacionar con él.
En la editorial Dante Quinterno conocí a un dibujante italiano Bruno Premiani, que tiene un libro que está considerado el mejor sobre los caballos. El decía: “si, soy especialista en caballos, pero nadie mueve un caballo como Joao”.
Yo lo veía dibujar a Joao y le salía tan natural, hacia unos bocetos así nomás. No sabés como dibujaba tropillas de caballos bajo la luz de la luna, vistos de arriba. Lo que dominaba de una manera brutal era la anatomía. Cuando llegaban los originales de él a la editorial, se juntaban Breccia y todos para mirarlos. Breccia era un hombre que bocetaba mucho, él no (por Motín), era otra cosa.


Dibujo de Cruz Calaveras realizado por Reinna para esta entrevista.

Una vez me dice que me quede a almorzar y sacó una botella de vino, Era todo lo que había. Con Hugo Pratt se reunían y jugaban a ver quién tomaba más. Se bajaban tres, cuatro botellas de vino cada uno. Joao era muy bohemio.
Viste el curso de dibujo de la Escuela Panamericana de Arte? Bueno, a él le vinieron a pedir dibujos. El decía: “nooo, que les voy a dibujar”. Pero juntó tres o cuatro dibujos y los llevó. Vino y me dijo que le pagaron en la Escuela Panamericana de Arte, y le habían pagado con una escopeta. Le dije: “Joao, no te enojes”. Se enojó, pero después me dio la razón: “Tenés razón pibe, es una mierda”.
Enfrente de la editorial había un bodegón, salían a las cinco. Yo iba a las cuatro de la tarde a tomar café con leche, porque vivía en una pensión. Ahí sentías el respeto por Joao, la palabra de él era escuchada. Todos lo respetaban. A los demás los amontonaban.
Después se fue a Barsil, estuvo un año sin dibujar, se dedicó a la música, tocaba las maracas.

Dibujos de Joao Mottinia para el libro "Técnica de la historieta", de 1969, editado por la mítica Escuela Panamericana de Arte.

Los dibujantes de la editorial Dante Quinterno
Conocí muchos dibujantes. A Ferro (autor de Langostino) le gustaban mucho mis dibujitos. Conocí a los que dibujaban Patoruzú, a Isidoro. El que lo hacía a Patoruzú era Tulio Lovato. El tenía un profundo conocimiento de todo lo que fueran embarcaciones, le gustaba ese tema. Pero era un tipo que estaba harto de dibujar. Le tenía una bronca, lo detestaba a Isidoro. Bueno, eran quince años dibujándolo.
Después había un dibujante Jorge Lena, muy, muy capaz, y dos o tres dibujantes. Entre ellos había un mudito, que era el que hacía los fondos. Después estaba Federico, de apellido, que es el que hacía las letras, los textos. También estaban Wadell e Insúa, que hacían los argumentos. Wadel era un hombre grande, que era un formidable escritor. Era una mano derecha en la editorial.

A Pratt lo vi un día en la editorial Dante Quinterno, Pero cómo te puedo decir, ellos se sabían “grandes”. Qué pelota me iba a dar a mí, con veintipico de años. Con algunos la diferencia estaba muy marcado, con otros no.
Con Ferro no llegaba nadie a hablar con él, era muy difícil hablar con él. Después estaban Borisof, Castillo.
A la editorial se entraba a trabajar a la una de la tarde y se salía a las cinco y media. Había un lugar ancho como esto (da a entender una mesa larga) y ahí estaban los que pasaban a tinta Isodoro, Federico que hacía las letras y el mudito que hacía los decorados y limpiaba las páginas con témpera. Se hacían tira por tira, a lo norteamericano, no había página.
Después habían dibujantes que estaban todo el día. Ferro estaba en una oficina. Quinterno era el que inspeccionaba. Wadel e Insúa estaban en una habitación, en la que nunca entré. Ellos no eran estrellas.
En la editorial al que le tenían mucha bronca era a Divito, que era muy buen dibujante. Divito hacía una historieta que era maravillosa y que hoy casi nadie recuerda, que se llamaba Oscar Dientes de Leche. Un día se peló, se fue y sacó su revista Rico Tipo.

En la segunda parte de la entrevista, Reinna se refiere a:
Sobre dibujantes de la época de oro, dibujando al personaje Don Incola, “intercedan fusilamiento”, éxito de radioteatro e historieta, sobre dibujar historietas y la historieta, balance de una trayectoria.

Próximas entrevistas pendiente de publicarse: Sanyú, Germán Cáceres y Mulko.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Presentaciones en Animate 09

El sábado 21 se presentará a las 16:00 hs, el libro editado por el sello de La Duendes, "Los Hermanos", de Ricardo Ferrari y Diego Aballay, en el Festival Animate 09. La presentación se desarrollará en el Centro de Exposiciones de la ciudad de Buenos Aires. Los esperamos!!


Oenlao nos envió la tapa del libro KHAR, una historia del género fantasía heroica realizada por 20 autores, que presentarán en Animate 09. Muchísima suerte con el emprendimiento!!!

Festival en Rosario, Dibujantes, segunda tanda de fotos.



Una vista desde el exterior, de parte del salón de los stands.


Charla con dibujantes ilustres: Eduardo Risso y Esteban Tolj (medio tapado por Risso).


Aguado, Risso y Tolj.


Otra charla en el stand.


Charla grupal: Aguado, José Massaroli, ..., Héctor Reinna y Mulko.


Charla-debate final, con varios de los grandes de la historieta.


Una charla de dos maestros: Reinna (revista Patoruzito -la de la década del 50, que era de historietas "serias"- y Don Nicola) y Mulko (Nippur de Lagash, entre otras)
De estos dos autores, en próximos post se subirán entrevistas.

Al final del evento, los organizadores entregaron distinciones a los autores de extensa trayectoria y medallas a los representantes de los varios grupos de historietistas del país que asistieron. En este caso, Aguado recibe una medalla en representación de La Duendes-Historieta Patagónica.


La hermosa medalla que nos entregaron y que se agradece.


Una vista del monumento emblemático de la ciudad de Rosario: el Monumento a la Bandera.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Los olvidados, por Germán Cáceres

Esta sección, que toma el título del célebre filme de 1950 de Luis Buñuel, tratará sobre aquellos historietistas que trabajaron en publicaciones argentinas y que posiblemente no sean muy recordados por las jóvenes generaciones. Esta primera vez le toca el turno a Leonardo Wadel, considerado como uno de los fundadores de la profesión de guionista.

Leonardo Wadel

Comenzó con Kharú, el hombre misterioso (1936), con dibujos de Carlos Clamen, para la revista Mustafá. Luego vinieron, entre muchas otras historietas, Vito Nervio (1945), A la conquista de Jastinapur (1946), Conjuración en Venecia (1946) y Duval y Gordon (1951). De sus traducciones se destacan Flash Gordon, Rip Kirby, El Joven Capitán Marvel, Cisco Kid, y unos cien episodios de la serie Sexton Blake. Dirigió la revista de folletines Rojinegro y las de historietas Fabián Leyes, El Huinca —éstas dos con temas gauchescos y dibujos de Enrique Rapela— y Top (un mensuario).


Vito Nervio, con guión de Wadel y dibujos de Alberto Breccia, en Patoruzito 687, de 1959.

Adaptó numerosas obras de la literatura universal, por ejemplo El libro de la selva, de Rudyard Kipling, con gráfica de José Luis Salinas. Fue director del suplemento de historietas del diario Pregón, se encargó de todos los guiones de la revista Fenómeno y fue secretario de redacción de Patoruzito.Uno de los más altos picos obtenidos por Wadel fue A la conquista de Jastinapur, con arte de Emilio Cortinas. Salió desde 1946 a 1949.


Revista Top, dirigida por Wadel

Según el guionista, “Jastinapur deriva del sánscrito y es el nombre de una ciudad. Me inspiré en las famosas epopeyas hindúes el Mahabharata y el Ramayana. Ésta relata ´Las hazañas de Rama´, que lucha contra una especie de demonio para liberar a su esposa. (…) Mahabharata —que significa ´Relato de la gran guerra de los Bharata´— es extensísima: si uno deseara leerla tardaría una vida, pues tiene unos cien mil dísticos. Narra las guerras que libran por el trono de Hastinapura dos familias descendientes de Bharata: los pandeidas y los kauravas. De estas dos obras extraje las fabulosas acciones que ocurren en la historieta”, y de cuyos héroes “Asoka era el más joven y ágil y Kairaba el más fornido. En los relatos de aventuras esta combinación ha repercutido favorablemente entre los lectores”.


Rip Kirby, historieta de la que Wadel fue el traductor al español.

Esta historieta sigue las pautas de textos de la revista Intervalo al no utilizar globos, aunque Wadel reconoció que “Respecto al estilo de escritura no recibí ninguna influencia. Todo fue mío”. Y hay que admitir que el mismo es ampuloso y grandilocuente. Uno de los diálogos que más perturbó a los inocentes chicos de esa época (sólo contaban con la radio y las historietas, e iban poco al cine) fue el siguiente: la líder amazona Indri se dispone a matar a Asoka, y éste exclama: “¡Mátame, si quieres! ¡Asoka no dirigirá la punta de su arma contra una mujer!...” Y ella le responde: “¡Ay! ¡No, mancebo! (…) ¡Indri se rinde como no se ha rendido jamás a hombre alguno!”. Es sabido que la relación amorosa era casta y pura porque se trataba de un imperativo comercial, de lo contrario los padres no les compraban las revistas a sus hijos.
Es sobresaliente la gráfica tipo ilustración del uruguayo Emilio Cortinas, que recibió la indudable influencia del Harold Foster de Príncipe Valiente (1937), pero ostenta un sello personalísimo, especialmente al registrar los movimientos de los personajes. De trazo firme y vigoroso, su línea es ágil y de prodigiosa soltura. Hay cuadritos de rotunda belleza plástica y de audaz y meticulosa composición. Vito Nervio se inició con la dupla Domingo Repetto (conocido como Mirco Repetto), en la escritura, y arte de Emilio Cortinas, en el Nº 1 de Patoruzito, de la que el primero era director. Después, Repetto —que nació en Italia y se radicó en la Argentina—, tapado de trabajo, cede su lugar a Leonardo Wadel, mientras que a Cortinas, que regresa definitivamente a su país, lo reemplaza un joven Alberto Breccia, también uruguayo.



Ambos se hacen cargo de la historieta en 1946 hasta su desaparición en 1960. A principios de la década del setenta el tándem intentó renovarla para la revista Chaupinela, con un Vito Nervio abuelo y director de una escuela de detectives, pero el experimento no tuvo éxito. En 1981 Vito Nervio fue llevado al cine en la película Beto (sic) Nervio contra el poder de las tinieblas, de Miguel Bejo, pero el nombre de Wadel no apareció en los créditos. Vito Nervio, el “detective gaucho”, vivió aventuras en todo el mundo, como también lo hicieron en la revista Pimpinela los periodistas criollos de la historieta Duval y Gordon, con guión de Wadel y arte de Enrique Vieytes.
Con el dúo Repetto-Cortinas, Vito Nervio fue una historieta seria, pero su dibujo tenía ciertos sesgos humorísticos, una fórmula algo similar a la de César, el capitán sin miedo (1933), de Roy Crane. El guión era muy original y sus diálogos eficaces y precisos, aunque, como en todas las producciones de la época, a veces caía en la ingenuidad. Una planificación muy profesional le otorgaba un sólido ritmo. Más que un metódico detective, el héroe era un valiente dispuesto a dar pelea en todo momento. Hay ingenio en las tretas que urde Vito Nervio para combatir a los delincuentes (entre ellos un jefe de pandilla llamado Satán) y recursos para crear el misterio: una isla tiene ocultas compuertas que conducen a la guarida de la banda. A la vez, sótanos secretos desembocan en túneles con salida al mar y una lancha anclada en la orilla.



Jastinapur, con guión de Wadel y dibujos de Cortinas, en Patoruzito 26, de abril de 1946.

Emilio Cortinas muestra talento para registrar escenas de acción, en las que se destacan los planos generales. Ya tenía un concepto evolucionado del arte de la historieta, y utilizaba con oficio las sombras proyectadas y las siluetas negras de personajes y objetos.
Con el nuevo equipo (Wadel-Breccia) Vito Nervio inicia un giro importante. Los textos —incluidos los globos— son más extensos y su estilo es altisonante y alambicado. Sin embargo, el detective acostumbra a decir chistes mientras afronta situaciones peligrosas. La narración de Wadel exhibe la influencia del folletín (era admirador de Alejandro Dumas, Víctor Hugo y Miguel Zevaco) y de los seriales cinematográficos. En el anuncio de un próximo episodio se puede palpar su estilo: “El caso de la Dalia Estrellada”/ “¡Una princesa!”/ “¡Un arqueólogo!”/ “Un floricultor fanático”/ “¡Y el monstruo que acecha! ¡Todo en una inolvidable aventura!”. Vito Nervio —que se autocalifica de “criollo”— se ha transformado en un aventurero a lo Indiana Jones y recorre sitios exóticos de distintas partes del mundo.
Breccia impone en su grafismo un sombreado que será su marca estilística y le permite lucirse en las escenas nocturnas. En él hay algo de Milton Caniff (el registro de mujeres hermosas) y de Burne Hogarth (la representación de la selva). Sus originales enfoques son magistrales.

El Huinca - Fabián Leyes, revista que dirigió Wadel.

Con el correr de los años, la prosa de Wadel adquiere concisión y los episodios logran mayor solidez y están mejor resueltos. Pero el gran hallazgo es el personaje de la malvada Madame Zabat —“una mujer de enigmática belleza y ojos alucinantes”—, miembro de la terrible banda el “Triángulo Verde”. Sucede que Vito y Zabat son enemigos, pero terminan enamorándose, y se crea una vuelta de tuerca que no tiene fin ni solución: un amor imposible que hizo furor entre los lectores. Pasa algo similar con Lois Lane, que ama a Superman, y éste a su vez está cautivado por ella pero a través de Clark Kent.
Leonardo Wadel demostró con Vito Nervio poseer una imaginación inagotable e ingenio para librar al detective de situaciones riesgosas. Asimismo, talento y oficio para sostener el misterio y dar constantes giros a la trama de sus guiones. Su obra representa un hito en la historia del noveno arte argentino.
Germán Cáceres


Bibliografía

Albertoni, Carlos W., Santas historietas, Catálogos, Buenos Aires, 2004.
Cáceres, Germán, El dibujo de aventuras, Editorial Almagesto, Buenos Aires, 1996.
Cuadernos digitales de La bañadera del cómic 2008: “Emilio Cortinas”, en
www.labanacomic.com.ar.
Gociol, Judith y Rosemberg, Diego, La historieta argentina/Una historia, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 2000.
Goyeneche, Maytland, “Sepa qué es la historieta-13_La historieta argentina se hace mayorcita”, en
www.elmangodelhacha.com.ar.
Kloster, Alberto D., “Leonardo Andrés Wadel, el precursor, el maestro”, en
www.tebeoesfera.com.
Saccomanno, Guillermo, “Los cómics argentinos buscan su identidad”, en Historia de los cómics, dirigida por Javier Coma, Toutain Editor, Barcelona, 1982-1983.
Trillo, Carlos y Accorsi, Diego, “Prólogo” en Vito Nervio/Misterix, Biblioteca Clarín de la Historieta, Buenos Aires, 2004.Trillo, Carlos y Saccomanno, Guillermo, Historia de la historieta argentina, Ediciones Record, Buenos Aires, 1980.


Sobre el autor de la nota, Germán Cáceres:
Es autor de cinco ensayos, tres libros de cuentos, dos novelas, tres libros de literatura infantil y juvenil, cinco obras de teatro y dos compilaciones de cuentos.
Recibió Mención de Honor Premio Municipal en Cuento. Obtuvo cuatro "Fajas de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores". Mereció Mención de Honor en el Concurso Internacional de Ficción sobre Gardel (Montevideo). La Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires le otorgó el 1er. Premio Especial “Eduardo Mallea” por su ensayo La aventura en América. En octubre de 2002 fue premiado en el concurso de cuentos "Atanas Mandadjiev", celebrado en Sofía, Bulgaria. En 2005 ganó el primer y segundo premios en el “Concurso internacional de novela juvenil” organizado por la editorial HMR Systems.
En octubre de 2005 se estrenó su obra de teatro Knock out, fuera de combate, y en abril de 2007, Agua, piedras y escobazos.
Varios de sus cuentos fueron traducidos al italiano y al portugués.
El 29 de marzo de 2008 la asamblea de la Academia de Letras e Artes do Nordeste Brasileiro lo nombró miembro correspondiente.
Fue jurado en el Festival de cine Buenos Aires Rojo Sangre 2008.
En el corriente año se publicará su novela El enigma del Siambón y a principios de 2010 El ataque de los acuanautas. En conmemoración del Bicentenario en marzo del año próximo se estrenará en las escuelas del Oeste Bonaerense su obra de teatro El incidente (Un episodio en la vida de Manuel Belgrano).

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Festival Dibujantes, Rosario, Santa Fe


De regreso. Participamos del Evento Dibujantes, realizado en la hermosa ciudad de Rosario, en la provincia de Santa Fe. Se desarrolló durante la semana de 10 al 15 de noviembre, aunque el evento principal fue durante los dos últimos días. La presencia de grupos de historietistas y editoras de historietas de todo el país, que a su vez participaron con exposiciones de trabajos y stands para la venta de publicaciones, le brindó un carácter notoriamente federal. Del mismo también participaron numerosos autores de renombre y extensísima trayectoria, tanto en el país como en el extranjero. Conferencias, proyecciones, charlas y talleres resultaron el gran complemento del festival.Las dimensiones amplias pero no muy grandes, facilitaron que tomáramos contacto entre distintos grupos y autores, y con los lectores, con lo cual fueron días muy amenos.Cabe destacar la excelente organización, como así también la cordialidad y la atención con la que fuimos atendidos por los organizadores. Mil gracias a ellos, tanto por la invitación como por la atención.


Aguado, Massaroli (en este blog pueden leer una entrevista a él) Sergio Mulko (uno de los grandes dibujantes de Nippur, al cual entrevistamos) y Keki.


Una vista del área de stands.


Hector Reinna (Patoruzito formato tabloide y Don Nicola) y Osvaldo Laino (autor de la revista Dibujantes, en la década del 50), dos autores de la "edad de oro" de la historieta argentina (décadas del 40 y 50), durante una entrevista que les realizamos.


Javier Suppa, Aguado, Eliana Mauceri y Damian Pérez Santos (los dos últimos de El Círculo del Cuadrito, Mendoza)


En primer plano: Massaroli, stands y Héctor Reinna.


Una vista del evento final, una charla debate de la que participaron grandes autores de la historieta argentina.


Una vista de una de nuestras muestras.


Otra vista, de otras de las salas donde expusimos.


En próximos post se subirán más fotos.

martes, 10 de noviembre de 2009

Festival en Rosario, Dr Mortis y segunda parte entrevista a Massaroli

FESTIVAL EN ROSARIO
PRESENTACIÓN: Libro Compilado La DuendesEl 14 y 15 de Noviembre estaremos presentando una edición especial de
La Duendes.Un libro compilado de 156 páginas, con una selección de trabajos de más de 30 autores.

Info del evento: www.dibujantesdellitoral.blogspot.com
Pueden conseguir nuestras publicaciones en www.larevisteria.com.ar

DR MORTIS
Se encuentra disponible para su lectura online, un clásico de la historieta chilena: Dr Mortis. Se pueden leer tres temporadas, con diversos episodios cada una, realizados entre los años 2007 y 2009 por varios autores, chilenos y extranjeros. Una historieta muy recomendable.



Dos páginas del personaje, correspondiente al episodio Inferos, realizadas por Carlos Reyes (guión) y el francés Olivier Balez. En la historia, el terror se conjuga con el pasado reciente de Chile.
www.mortis.cl

www.ergocomics.cl


ENTREVISTA: José Massaroli
(segunda parte)
También trabajó la vertiente del humor gráfico, como en Sex Humor, Satiricón, etc. Básicamente cuál es la diferencia con la historieta realista?
Todo es dibujo, pero son códigos muy diferentes. Lo mío no es el chiste suelto, a la manera de los humoristas, sino la historieta humorística, donde el humor está al servicio de la historia que se cuenta. En ese sentido, creo que fue en Caras y Caretas donde trabajé más cómodo, con parodias de películas como E.T., Conan (que hicimos con Mulko) o Doña Flor y sus Dos Maridos, historietas cortas (algunas con mis guiones y a veces algún guion de Rep o de Gabriel Lerman) y la saga del guapo Orquídeo Maidana, que después retomé en La Voz. También en Sex Humor, donde creé a Any Quilante, una campeona mundial de box femenino, y me divertí mucho.


Massaroli y García Ferré

¿Cómo surgió la posibilidad de publicar en el exterior, dibujando personajes, en editoriales y revistas hoy emblemáticas, como Punisher para Marvel, Zona 84, etc?
Fueron publicaciones esporádicas, fruto más del azar que de habérmelo propuesto seriamente. En el caso de Marvel, se debió a un viaje que hice por motivos familiares a Estados Unidos y, ya que estaba, se me ocurrió visitar la DC y la Marvel. Casi sin quererlo, salí de la segunda con el encargo de dibujar páginas sueltas del Punisher, cosa que recién concreté ya de vuelta en casa y después de meses, porque al regresar me encontré con que había mucho trabajo en dibujos animados y, bueno, había un hogar que mantener! En cuanto a Zona 84, no sé cómo llegó hasta ellos una historieta mía, antes publicada por Fierro, pero lo que sí sé es que a mí nunca me llegó ni una sola peseta.

Su paso por la animación también resulta impactante por las series en las que trabajó (Los Pitufos, Los Supersónicos, La Pantera Rosa, etc). Cómo fue la experiencia y cómo era la forma de trabajo?
La forma de trabajo era enloquecedora: siempre estábamos atrasados. Pero se ganaba muy bien, en una época en que la historieta había aflojado bastante. Los historietistas teníamos un sector del estudio de Jaime Díaz dedicado al layout, una parte del proceso de animación particularmente fácil para nosotros, habituados a interpretar rápidamente una escena tras otra. Ahí fue donde me acostunbré a cambiar de estilo cada semana o cada mes: pasábamos de Wildfire, una serie “realista”, a los Pitufos; de Súper Amigos a Scooby Doo, Los Supersónicos, Aladdin o la Pantera Rosa. Por momentos, aquéllo parecía una extensión del Estudio Géminis: allí estábamos Mulko, Leopardi, Gil, Caliva, Mannken, Prystupa... Trabajábamos junto a glorias como Haupt, Torino, Meglia...


Haakon, para editorial Columba, con dibujos de Massaroli y guión de Héctor Oesterheld.

Puede contar un poco cómo es su forma de trabajo, realizando historietas de los personajes de Disney? Tuvo que realizar algún proceso de adaptación a ese estilo?
Una cosa llevó a la otra: Jaime Díaz tenía también un grupo de ex dibujantes de Quinterno trabajando para Disney de Estados Unidos. Yo los veía como el chiquilín de Discépolo: no pensaba que algún día sería uno más del grupo; parecía, y era, muy difícil. Pero la práctica constante del dibujo para animación hizo que, cuando me ofrecieron hacer una historieta del oso Baloo (Tale Spin) para la revista Disney Adventures, no vacilara en aceptar el desafío: además. era volver a la historieta! Así comencé en el año '91 a dibujar aventuras de Rescue Rangers (las Ardillitas), Bonkers, Darkwing Duck, etc. bajo la supervisión de Adolfo Urtiaga, un gran dibujante, cuyo personaje Picho de la Federal yo leía de chico en Mundo Infantil. Donde pude combinar el estilo Disney con mi formación “realista” fue con Mickey Mistery, que dibujé durante dos años: El ratón se había convertido en una especie de Philip Marlowe con sobrero, impermeable y todo; las historias tenían un clima de policial “negro” que me permitía trabajar con mucha oscuridad, mucho dramatismo, como a mi me gusta.
A su vez, toda esa experiencia que fui acumulando me permitió asumir el desafío de dibujar el Pato Donald para Europa, cuando llegó Daniel Branca en el '95, buscando dibujantes que quisieran intentarlo. Branca estaba considerado en Europa y Estados Unidos como el mejor , lejos, entre los que continuaron la obra genial de Carl Barks. Él me fue guiando y revelando los secretos del Tío Patilludo, de la Bruja Magica, de los Sobrinitos, hasta que le pude encontrar la vuelta a ese estilo tan difícil y seguir solo. Como Pablo Pereyra, como Fernández, Daniel Branca fue para mí un gran maestro y amigo!

Respecto del dibujo, cómo considera qué debe encarar el trabajo alguien que quiere trabajar en el dibujo: realizar una obra de características propias, adaptarse al mercado, etc?
Naturalmente, siempre es mejor realizar una obra propia. Ser, no sólo un dibujante de historietas sino un Historietista. Pero también hay que vivir; o sea, que hay que ir viendo cuáles son las posibilidades reales de cada momento y no olvidar que lo importante es seguir empuñando el lápiz, para que la inspiración, como decía Picasso, nos encuentre dibujando. Claro, no es lo mismo ahora, cuando han desaparecido las grandes editoriales y cada uno tiene que arreglárselas como puede, que la década del '70, una verdadera edad de oro de la historieta, donde había más trabajo que dibujantes. En definitiva, siempre será una decisión personal.


Massaroli en 1983, dibujando la serie Juan Moreira

Pregunta infaltable. Cómo ve a la historieta argentina en la actualidad, respecto de publicaciones, autores, estilos gráficos, mercado?
Hay una gran libertad creativa y enorme variedad de estilos, al no existir una presión excesiva por parte de las editoriales como en otros tiempos; y eso es bueno, aunque por ahí falta un poco del “control de calidad” que ejercían los jefes de arte de Columba (Presa) o Record (Zanotto). O sea: todos muestran sus obras en internet, se felicitan mutuamente y se quedan contentos; antes había que llegar a un standard bastante alto de calidad para poder publicar. Haciendo esa salvedad me parece que nunca hubo tantos dibujantes de historietas como ahora y veo como muy positivo que se dibuje, se publique y haya convenciones y exposiciones en todo el país; de modo que ya no hace falta venir a la Capital para mostrar y vender lo que uno hace. La aparición de Comic.Ar o La Duendes, el que haya una historieta patagónica, o rosarina, o nicoleña, etc., son hechos muy alentadores.

Tapa del libro Orquideo Maidana, de Massaroli.

Es muy interesante también lo que pasa con el Manga: su lado bueno es que nos saca del monopolio del comic yankee, abriéndonos a otra sensibilidad, tal vez más profunda. Habría que ver cómo integrar esa influencia a nuestro patrimonio historietístico nacional, que es uno de los más ricos del mundo: aquí tuvimos a Breccia, Salinas, Pratt, Del Castillo, Solano López y tantos otros grandes maestros; ésa es una herencia de la que debemos enorgullecernos y hacer todo lo posible por preservarla y continuarla.
Otro cambio tremendo es la intervención cada vez mayor de la computadora, que permite trabajar más rápido y con una calidad de terminado y color muy grande, pero con el riesgo de deshumanizar el trabajo. En mi caso, no hay peligro: pienso seguir con el lápiz, la goma de borrar y la pluma hasta el final! Internet está muy bueno para difundir lo que se hace, pero para mí, no hay nada que reemplace al olor de la tinta fresca, al ruido de la pluma, al tacto del papel...



Desde hoy, en Historieta Patagónica se publica una extensa historieta realizada por el maestro José Massaroli: Juan Moreira. El clásico del gauchesco argentino, de más de 90 páginas, se publicará los días martes y sábado. Vuelve al ruedo un género de la historieta argentina, casi extinto, que seguro los lectores sabrán disfrutar.

martes, 3 de noviembre de 2009

Entrevista: José Massaroli (primera parte)

José María Massaroli (1952) es un dibujante de historietas con una inmensa trayectoria, muy amplia y variada en cuanto a los estilos de dibujos que trabaja, editoriales del país y el exterior en las que publicó y autores con los que trabajó. Esta es la primera parte de la entrevista al autor.


Massaroli

Usted se mueve en un registro gráfico muy amplio (dibujo humorístico, dibujo estilo Disney, estilo realista). ¿Cómo pasa de un estilo a otro, se retroalimentan entre sí?
Bueno, No ha sido fácil... Lo que ocurre es que he ido cambiando de estilo a través del tiempo, sumando distintas influencias y de acuerdo a la necesidad del momento; es decir, que no salto de un estilo a otro en el mismo día, sino que esa variedad se ha dado en un período de muchos años de trabajo en distintas ramas del dibujo. Es verdad que hay una retroalimentación, ya que me es imposible tener “compartimientos estancos” estilísticos en mi cabeza, así que, por ejemplo, en mis dibujos “estilo Disney”, si los miran bien, encontrarán líneas, manchas, enfoques, que me vienen del dibujo realista, de mis épocas de Columba; lo mismo cuando hago dibujo “serio”: siempre hay un toque humorístico ...

¿Qué temas y estilos de dibujo es en los que más le gusta trabajar?
Lo que me hace sentir totalmente feliz es dibujar mis propios guiones... y con temas nuestros, es decir, de acá: guapos, gauchos, temas históricos, como cuando dibujé “Juan Moreira” o mi personaje Orquídeo Maidana. basado en una milonga de Borges. Siempre estoy dándole vueltas a esos temas y tengo varias ideas para llevar a cabo en cuanto disponga de un poco de tiempo, y muchas ganas de volver a publicar en mi país!


Dennis Martin dibujado por Massaroli, en la vieja Columba.

¿Cómo fue trabajar con grandes autores del guión de la historieta nacional, como Oesterheld, Robin Wood, Ferrari, Ray Collins? Cómo era la forma de trabajo de cada uno? ¿Con alguno se sentía más cómodo?
Dibujé guiones de Oesterheld y Robin Wood en mis comienzos, primero, haciéndolos a lápiz para Lito Fernández, un dibujante fuera de serie y un ser humano excepcional, que luego los pasaba a tinta, y más adelante, con mi propia firma. Fue una experiencia maravillosa: tenían una magia especial, que hacía que yo visualizara inmediatamente lo que describían. Recuerdo haber ido al estudio Nippur 4 a mostrarle a Robin mi primer Dennis Martin... allí conocí a Ferrari, cuando él recién empezaba. Me gustó mucho también hacer Encuentros Cercanos con Ferrari, alguien con el que me gustaría volver a trabajar. Pero nunca tuve mucho diálogo con ellos. Columba atendía por separado a dibujantes y guionistas y había pocas posibilidades de encontrarse.

Fue distinto con Armando Fernández, con quien desarrollamos Los Intrépidos, como un proyecto independiente, para vender en Europa: ahí sí dialogamos bastante. Lo que me gustaba de los guiones de Columba es que dejaban mucha libertad al dibujante; no lo agobiaban con pesadas y minuciosas descripciones como era común en los guiones europeos o yankees.




¿Cómo era la forma de trabajo en Columba (El Tony, D´Artagnan, Fantasía, Intérvalo, etc)?
En esa época no era fácil imponer un estilo propio y había que imitar a algún “consagrado”; era una ley inexorable; o la aceptabas o no entrabas. Y Columba era la Meca del dibujante de historietas! Era una forma de facilitar el que uno realizara un material publicable, hoy lo comprendo; lo más inteligente era tomarlo como una escuela donde encima te pagaban por hacer los deberes! Comencé dibujando historietas de guerra imitando a Chiche Medrano (que firmaba John Lawrence), pero pronto pasé a trabajar en la línea de Fernández; me copaba mucho más su estilo, acorde con mi pasión por el dibujo y el manejo de la narración de Hugo Pratt y Frank Robbins. Aquellos Dennis Martin de la revista en colores me fascinaban con esa síntesis y esa fuerza que le daba Lito a todo lo que dibujaba! Así que traté de dibujar e interpretar las historias como si fuera él, aunque al poco tiempo ya estaba metiendo cosas mías.
Finalmente, después de dos años de trabajar así, hizo crisis la dicotomía entre imitación y creatividad y terminé alejándome de Columba, prefiriendo la aventura de buscar mi propio estilo aunque eso significara la inseguridad económica; de todas formas, fue un período en el que aprendí mucho, ahora lo veo.

¿Cómo llegó a ser discípulo de Lito Fernández y cómo era hacer el lápiz de varias de sus series?
Yo trabajaba en Producciones García Ferré y sentía una gran necesidad de hacer historieta realista. Llevaba muestras a Columba y un buen día me conectaron con Medrano, que me dio trabajo como ayudante en su estudio de la calle Perú. Estuve poco tiempo allí; mi lugar lo ocupó después Quique Alcatena. Un amigo, Santiago Scalabroni, me pasó el teléfono de Lito, lo llamé, me citó en la esquina de Record, charlamos y a los pocos días yo ya estaba trabajando a su lado en una vieja casona de la calle Zapiola en Belgrano. No lo podía creer! Hacía menos de 4 años que había llegado a Buenos Aires buscando dónde estudiar dibujo y de pronto me encontraba dibujando y pasando a tinta los fondos de Dennis Martin y Precinto 56 codo con codo con su creador! La primer historieta que hice allí fue una de Grace Henrichsen: el episodio se llamaba Triángulo, me acuerdo.




¿Era común que los dibujantes de Columba y Record (Skorpio, Tit Bits, etc) trabajaran con ayudantes, que les realizaran el lápiz o el entintado, todos lo hacían?
Muy común, dada la gran demanda de producción por parte de las editoriales. Cada dibujante tenía su forma propia de trabajar, claro; algunos, como Lucho Olivera, tenían un ayudante que les dibujaba los fondos y nada más. Otros, como Trigo o los Villagrán, montaban verdaderas fábricas de historietas con multitud de pasadores a tinta, fondistas, etc. En el caso de Lito, lo que le resultaba más fácil era agarrar una historieta ya interpretada a lápiz por Szilagyi, Mandrafina, Merel o Balbi, y convertirla en “suya” con la magia de su pincel; prácticamente, no leía el guión.

¿Cómo era el trabajo en el estudio Géminis, quiénes lo integraban y para dónde y en qué trabajaban? Por lo que se ve en el video de You Tube, el ambiente era muy distendido y entre amigos. ¿Se extraña esa etapa?
Claro que se extraña! Ahí se respiraba dibujo, historieta, bohemia... Gaspar, uno de sus fundadores, lo llamó “refugio de creadores” y era así nomás! Iban y venían los dibujantes; a veces, hasta el extremo de que ya no se podía trabajar y terminábamos tomando mate o jugando al ajedrez. Lo principal era la amistad y la solidaridad: se compartían los trabajos, se le daba un lugar al que lo necesitaba y si no podía pagar, no había problema... Traté de reflejar todo eso, movido por la nostalgia, en el video al que te referís. Hay tantas anécdotas inolvidables que ya estoy pensando en escribirlas, para que no se pierdan.
Se trabajaba para todas partes: Columba, Record, Mopasa. Inglaterra, Italia... Hubo una época de dibujo animado con el estudio de Jaime Díaz, y también con la serie nacional Nikol que no prosperó. Allí, en “la oficina”, como la llamábamos, hicimos Rambo, entre Gil, Gaspar y yo, y para la misma editorial (Perfil), abastecíamos a la revista Historietas Sex de un material que hoy hasta podría pasar por inocente... También se hacían trabajos para clientes poco comunes: dibujo de figurines (Gaspar), un manual de Taxidermia (yo), historietas religiosas para la revista Pan y Trabajo (Caliva, a veces con la ayuda de Gil o alguno de los que andábamos por ahí). Cada tanto llegaba Mulko con las páginas de Nippur de Lagash todavía frescas para dar los últimos retoques antes de entregar en Columba y nos poníamos todos a darle una mano, o aparecían jóvenes principiantes como Zaffino o Miguel Rep en busca de consejo... y lo encontraban!


Página de Juan Moreira

Realizó historietas de carácter histórico. ¿Cómo fue que llegó a esa temática y cómo las abordaba?
Siempre me interesó la historia y sobre todo la nuestra. Estaba publicando Juan Moreira en el diario La Voz, con guión propio basado en la novela de Gutiérrez, que ya trata un tema histórico real, y al terminar se me ocurrió proponer la vida de Manuel Dorrego; aceptaron y me sumergí en pilas de libros como el de Pavón Pereyra y viejos ejemplares de la revista Todo es Historia, para poder escribir el guión. Descubrí que la historia argentina, la verdadera, es cruel, injusta, heroica y fascinante como fuente de inspiración para un artista. Sentí casi la obligación de comunicar todo lo que iba descubriendo. Y lo hice, en la medida de mis posibilidades, con Dorrego, con una Vida de Facundo que duró casi un año, a razón de una página por día, y finalmente con El Chacho Peñaloza, que quedó inconclusa.

Continúa la próxima semana.